Lcda. Jaira Molano.- En el año 1 de la era postcovid en China, este pasado 2023, el primero tras dejar caer las estrictas medidas antipandémicas, el PIB del gigante asiático ha crecido un 5,2%. La cifra está por encima del objetivo de alrededor del 5% marcado por Pekín a principios de año —el más bajo fijado en décadas—, y en línea con los pronosticados por el Fondo Monetario Internacional.
La segunda economía del planeta ha seguido dando muestras, en cualquier caso, de que la recuperación no termina de llegar del todo: el sector inmobiliario permanece en horas más que bajas, la inflación arrastra tres meses en negativo, las inversiones privadas caen, las exportaciones siguen dando signos de atonía y el paro juvenil casi triplica la tasa de desempleo. La cifra de crecimiento refleja en parte un efecto estadístico por el bajo rendimiento del 2022, un año marcado por los cierres y confinamientos, cuando China creció un 3%, uno de los peores datos en casi medio siglo.
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El dato del Producto Interior Bruto, publicado este miércoles por la Oficina Nacional de Estadística de la República Popular, fue avanzado el martes por el primer ministro chino, Li Qiang, durante un discurso en el foro de Davos. Desde la localidad suiza comparó la economía de su país con la cordillera a cuyos pies se celebra la cita anual. “Mis amigos europeos me han dicho que para apreciar plenamente la majestuosa belleza de los Alpes hay que alejarse y mirar desde lejos. Lo mismo ocurre con la economía china. Hay que ampliar la visión y adoptar una perspectiva panorámica para ver todo la imagen completa de forma objetiva”. Li destacó que el PIB ha “repuntado” sin necesidad de recurrir a “estímulos masivos”. “No buscamos el crecimiento a corto plazo acumulando riesgos a largo plazo. Por el contrario, nos centramos en reforzar los motores internos”, dijo ante el auditorio de Davos. El primer ministro chino abogó por una mayor apertura en un momento en que las compañías foráneas se replantan su presencia en la República Popular. “Acogemos con los brazos abiertos las inversiones de empresas de todos los países y trabajaremos sin descanso para fomentar un entorno empresarial orientado al mercado, basado en la ley”, aseguró.
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El sector inmobiliario, que representa en torno a un cuarto de la Economía, sigue siendo el gran agujero negro. Las ventas han caído un 6,5% y las inversiones en la promoción de nueva vivienda han menguado un 9,6% en 2023. El descenso en un área que supone un 60% de la riqueza de los hogares tiene un efecto en términos de expectativas que caen en picado y se traduce en una presión a la baja de los precios. El IPC acumula tres meses de caída. En términos anuales, se colocó en un 0,2%.
Igual que sucede con los paisajes alpinos, las sensaciones son mixtas, de altibajos. El consumo minorista creció un 7,1%, con las ventas en línea aumentando un 11%. Pero los beneficios de las empresas industriales han caído un 4,4% interanual en los 11 primeros meses del 2023. Los datos de comercio internacional, además, reflejan un mundo tocado por las disrupciones, los recelos, y la desglobalización. Las exportaciones —la gran locomotora del desarrollo chino— subieron un exiguo 0.6% mientras las importaciones descendieron un 0.3%. Entre los sectores con un desempeño destacado se encuentran los vinculados a la transición energética: la producción de células fotovoltaicas y vehículos de nueva energía, cuya exportación tanto preocupa en Bruselas, crecieron un 54% y un 30,3%, respectivamente.
Mientras el desempleo en las zonas urbanas se situó en el 5,2%, el dato para los jóvenes entre 16 y 24 años ascendió a casi el triple, el 14,9%. Sobre la cifra sobrevuela además una polémica: los datos de desempleo juvenil dejaron de publicarse en julio después de que superaran el 21%, batiendo los registros y muy por encima de los niveles prepandémicos. Ahora, las estadísticas regresan, pero tras un ajuste: para su cómputo no se tendrá ya en cuenta a aquellos jóvenes de entre 16 y 29 años que estén estudiando. “La prioridad de los estudiantes es estudiar en lugar de tener trabajos a tiempo parcial”, ha justificado este miércoles Kang Yi, comisario de la Oficina Nacional de Estadística, durante la comparecencia en la que ha presentado el informe sobre el rendimiento económico en 2023.
“La era de impulsar el crecimiento con inversiones ha terminado”, valora la analista Anne Stevenson-Yang, de J Capital Research, firma especializada en China. En su opinión, el crecimiento sobre la base del sector inmobiliario, que era el “motor”, ha sido como una “manía” al estilo de la fiebre de los tulipanes en el siglo XVII o las puntocom de forma más reciente. “La gente se vuelve loca especulando con un activo que sube mucho más allá de su valor”, dice la también autora de Wild Ride (algo así como Viaje salvaje, de próxima publicación) sobre las décadas de crecimiento chino y el final de esa era.
En su reciente discurso de año nuevo, el presidente, Xi Jinping, reconoció las dificultades del año que ha quedado atrás. “Algunas empresas lo han pasado mal. Algunas personas han tenido dificultades para encontrar trabajo y cubrir sus necesidades básicas”, dijo, en una rara muestra de las flaquezas del gigante asiático. Desde verano, cuando se vivió una tormenta de malas noticias financieras, Pekín ha evidenciado su preocupación y ha lanzado medidas de estímulo para estabilizar la economía: desde facilidades a la compra de vivienda a una emisión de bonos soberanos de 1 billón de yuanes (unos 128.350 millones de euros) para aliviar la deuda de los Gobierno locales, cuyas arcas sin liquidez amenazan con convertirse en otro quebradero de cabeza. También ha querido dar muestras de una mayor apertura de cara a los inversores extranjeros, como la posibilidad de visitar el país sin necesidad de visado para los nacionales de varios países de la UE (España, Francia y Alemania entre ellos).
La reciente Conferencia Central de Trabajo Económico, en la que el Gobierno fija la senda para 2024, presidida por Xi, enumeró en diciembre algunas de las fallas a las que se enfrenta el país: “La falta de una demanda efectiva, el exceso de capacidad en algunos sectores, las expectativas sociales sin vitalidad”, además de “la creciente complejidad, gravedad e incertidumbre del entorno externo”. La conferencia reclamó priorizar la “innovación científica y tecnológica” y “hacer más para ampliar la demanda interna”, y dio muestras de que habría un apoyo fiscal a la economía y que se tomarían medidas para tranquilizar a las empresas foráneas, como abordar la cuestión del flujo transfronterizo de datos, fuente de inquietud para numerosas compañías.
En su lectura de esta reunión, los analistas de Trivium China aseguraron que los “funcionarios [chinos] siguen dispuestos a apostar por el crecimiento en 2024, pero para ello seguirán evitando los estímulos tipo Big Bang”, según contaban en un reciente boletín. El FMI prevé un crecimiento del 4,6% en 2024 y aún menor (el 4,5%) en 2025.
Lcda. Jaira Molano
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