Eugenio Montoro
El primer trabajito es asegurar la estabilidad del nuevo gobierno. La cantidad de malhechores que están en Venezuela, narcotraficantes, colectivos, cubanos, iraníes, FARC y ELN jugando al gato pardo hacen suponer que harían todo lo posible para que un nuevo gobierno no durara mucho.
Si tuviéramos las fuerzas armadas que tuvimos hace muchos años quizás esto podría controlarse pero lo cierto es que las que tenemos ahora son un partido político armado y con unas ganas inmensas de seguir en la “manguangua” donde se han enriquecido perversamente centenares de militares. Ellos, sin duda son los más peligrosos para la estabilidad de un nuevo gobierno.
Tener una fuerza militar confiable y un adecuado poder de fuego es imprescindible y que sepamos solo hay dos formas de hacerlo, el alquiler de mercenarios,, el apoyo militar de algún país amigo o ambos en simultáneo.
El segundo trabajito es activar la economía, hay que abrirle las patas a las empresas petroleras y dejarlas que operen cómodamente. Alguno pensará que estamos proponiendo volver a las concesiones y la respuesta es un rotundo sí pues el país también retrocedió a esa época. Privatizar todas las empresas del Estado y rápidamente y abrir las puertas a la inversión extranjera y nacional con incentivos y rebajas impositivas. Nuestro estado Carabobo se llenó de industrias en pocos años con un método parecido.
El tercer trabajito es contener el hambre que tenemos de todo. Los pobres venezolanos no tienen ni para comer y ni se diga de los servicios incluyendo salud y educación. Se tendrá que pedir un préstamo gigantesco a la banca internacional e inventar con la gente que domine cada materia las mejores acciones que nos permitan ser un país medianamente vivible.
Nada fácil, pero para allí tenemos que ir
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