Aún con algunas experiencias desarrolladas en la capital española Madrid, hoy día con esta tecnología se ofrecería nuevas esperanzas a los pacientes con cáncer y parálisis.
El biólogo molecular y autodenominado divulgador científico Hashem Al-Ghaili ha presentado un ambicioso proyecto llamado BrainBridge. Su objetivo: trasplantar cabezas humanas en solo diez años usando robótica avanzada e Inteligencia Artificial capaces de realizar estas cirugías complejas de forma automática.
Y aquí caben dos opciones: que Al-Ghaili tenga éxito donde muchos otros se han estrellado o que se le haya ido la cabeza, literal y figurativamente. Al-Ghaili piensa que el uso de sistemas robóticos de alta velocidad para realizar trasplantes de cabeza con precisión es posible y que solo es cuestión de tiempo que puedan realizarse, algo con lo que es difícil de no estar de acuerdo.
El problema está en cuánto tiempo. Dado el tiempo suficiente, la ciencia nos ha demostrado que todo es posible. Aquí, lo problemático es que acierte a conseguirlo en solo diez años pero, quizás con la aceleración exponencial en la tecnología de IA y robótica, no sea tan descabellado.
El plan
El procedimiento propuesto por Al-Ghaili implica el corte cuidadoso de la cabeza de un paciente para luego implantarla en un cuerpo donante. El desafío crítico radica en volver a conectar la médula espinal, los nervios y los vasos sanguíneos, algo extremadamente difícil. El proyecto de BrainBridge plantea utilizar adhesivos químicos patentados y polietilenglicol, sustancias que se supone facilitan la fusión de estos tejidos.
“Estoy encantado de anunciar BrainBridge, el primer concepto del mundo para un sistema de trasplante de cabeza, que integra robótica avanzada e Inteligencia Artificial para ejecutar procedimientos completos de trasplante de cabeza y cara”, escribió Al-Ghaili en la red social X (antes Twitter).
Según él, esta tecnología ofrece nuevas esperanzas a los pacientes con cáncer y parálisis. La otra aplicación obvia sería ampliar la vida para convertinos en inmortales a costa de otros humanos.
Al-Ghaili afirma que la hoja de ruta del proyecto BrainBridge tendrá que comenzar con cirugías exitosas para la fusión de la médula espinal antes de avanzar a trasplantes completos de cabeza. Su intención, asegura, es reclutar a los mejores talentos médicos y superar los titánicos retos que el proyecto tiene delante durante un período de ocho años. Casi nada.
Obviamente, esta hoja ruta ya no es solo ambiciosa, sino totalmente descabellada. Aunque ha habido avances considerables en la medicina de transplantes y la reparación de nervios utilizando células madre, estamos todavía muy lejos de conseguir los logros que persigue Al-Ghaili, del que ya sabemos que ha promovido otros proyectos descabellados, como una matriz artificial para la gestación humana desde cero. Por otra parte, esa idea está basada en realidades científicas que pueden entrar cualquier día en sus primeros ensayos clínicos.
La idea de los trasplantes de cabeza tampoco es nueva. La experiencia más notable de la historia reciente fue la del neurocirujano italiano Sergio Canavero. En 2015, Canavero anunció su intención de realizar el primer trasplante de cabeza humana en 2017.
Su método consistía en enfriar tanto la cabeza como el cuerpo del donante para evitar la muerte celular, y luego usar un pegamento biológico especial para fusionar la médula espinal.
Sin embargo, los esfuerzos de Canavero no avanzaron más allá de los experimentos preliminares con animales y cadáveres. Su logro más significativo fue el intercambio parcial de partes del cuerpo en dos cadáveres, algo que, lógicamente, no demostró la viabilidad del procedimiento en seres vivos.
El concepto de trasplantes de cabeza ha fascinado a escritores y artistas desde que el ser humano comenzó a imaginar, apareciendo a menudo en los géneros de ciencia ficción y terror.
El Frankenstein de Mary Shelley es un buen ejemplo y, de hecho, se puede considerar como la primera exploración de la idea de los trasplantes. Por ahora, el proyecto de Al-Ghaili va poco más allá de la literatura basada en la ciencia médica actual y las predicciones de la ciencia-ficción. Está por ver si realmente lo logra en diez años o si llegará décadas después, de la mano de otros científicos y cirujanos especializados.
Fuente: El Confidencial – Noti/Imágenes
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