Alberto Villarroel García
Bastante se ha dicho sobre la transición política en el escenario venezolano. A la brevedad, pienso en dos ideas cruciales: la primera referida al triunfo electoral de Edmundo González Urrutia, que deberá ser aplastante contra el candidato-gobierno y de Estado. Esto, puede persuadir al régimen, y a su candidato de que no tienen manera alguna en desconocer el resultado favorable al candidato opositor; que los comprometerá al ir acompañado con el reconocimiento al elegido, por parte del derrotado: decirlo al país, pues abriría la puerta –ahora sí– a la instalación del nuevo gobierno, y desde luego, a la Transición.
Seguimos en la “primera” idea crucial, es perentorio que el Presidente electo, pueda tomar posesión de su investidura como Presidente constitucional del Gobierno, tendrá que negociar con el perdedor, adonde le plantee que entregue el gobierno (el Poder Ejecutivo) en el transcurso de un mes, es decir, a finales de agosto próximo. Porque sí el régimen impuso la fecha de elección presidencial cinco meses antes del término constitucional que eran prevista para diciembre, el ganador por la democracia está en el derecho de que la fecha de “traspaso” o de “entrega” del Gobierno, sea adelantada, y no se realice a principio de enero del próximo año.
La negociación como escenario es de vital importancia para el presidente electo y de su futuro equipo de gobierno en acortar la fecha de entrega, y por supuesto, un escalón de apertura a la “transición”, o sea, la entrega del Poder Ejecutivo por el perdedor; porque el tiempo y espacio para posesionarse del poder Ejecutivo por parte del elegido, es muy prolongado, asunto éste que es harto peligroso para la conformación del nuevo gobierno.
El equipo de gobierno que acompaña a Edmundo González -ellos lo saben- estarán a las puertas adonde se toman decisiones Políticas, a riesgos de que esto “moleste” y sea generadora -por la intolerancia de los personeros del gobierno- de conflictos con los inquilinos a quienes se les terminó el contrato.
Le toca expresarse a la segunda idea crucial: a la GOBERNANZA. Algunos confunden gobernabilidad con gobernanza. La Gobernabilidad es arte de la gobernación, qué duda cabe: capacidad, decisiones políticas, culturales, en la transversalidad y entramado del Estado. En cambio, la Gobernanza -también es poseedora de las precedentes cualidades- tiene un sentido más amplio: buscar el equilibrio entre el Estado, sociedad civil, actividad económica, y suscitar el crecimiento entre las partes involucradas. Aquí está implícito el criterio de Capital Social, es decir, qué, cómo y para qué, del ethos (ética como baluarte y sustento), en acumulación de valores: Confianza, cooperación, solidaridad, honestidad, y normas de reciprocidad que puedan sumar aliados, adhesiones, a las políticas públicas, en donde se participa, con el sentido de Ganar/Ganar, entre los factores comprendidos, … ¡y comprometidos!.
De allí que sea indispensable la construcción del triunfo arrollador – primacía del primer criterio– en base a la UNIDAD de los distintos factores: partidos políticos, emprendedores, actores socioculturales, diversidad étnica, referencias espirituales (religiosas). Esta dinámica debe Exhortar a que cada votante verifique con suficiente tiempo su sitio de votación; contar en términos reales -matemáticos- las mesas que ya están o, deberán estar cubiertas por los representantes (comprobado que lo sean) del candidato Edmundo González U. y, el haber recibido el curso de entrenamiento como miembro y testigo de mesas. Exigir y participar en las respectivas auditorías técnicas -electrónicas y digital -, que todo esté “normal”, “adecuado”, y “correcto”, por medio de nuestros ingenieros en sistemas y electrónicos.
Para el Día D (de la victoria), toda la logística deberá estar asegurada con 72 horas de antelación al 28 de julio. Imaginemos el escenario de la fecha: en el acto de votación y cierre, el conteo de votos, y entrega de actas que debe ser exigida por el representante de nuestro candidato y de MCM; éste debe tomarle foto – ¡ipso facto!- y enviarla al Centro de recepción técnica (electrónica) acordada. ¡Esto no puede faltar y menos fallar!.
Así y sólo con previsiones logísticas, entre otras, se podrá garantizar el triunfo entusiasta de Edmundo González U. Para luego “cobrar”.
El Capital electoral por su magnitud en millones de votos -no debe ser menos de DIEZ MILLONES DE VOTOS que se obtengan-, constituye el magnífico recurso de un sólido piso político, con el cual el candidato –gobierno y del régimen, no tengan pretextos en atreverse a desconocer ése extraordinario caudal electoral. Capital electoral que le otorgará LEGITIMIDAD a la exigencia de Edmundo González U, para que la entrega del poder Ejecutivo sea adelantada, como se dijo, para final del mes de agosto. A su vez, frena las latentes amenazas de los extremistas en el gobierno y PSUV (que es lo mismo).
Los Gobiernos democráticos del mundo se pronunciarían a favor y en apoyo de los resultados: Los EE.UU, Canadá, gobiernos de Iberoamérica, la Unión Europea, entre otros.
Semejante expresión electoral -Capital-, deberá ser exhortado a organizarse para la DEFENSA de ése triunfo, que hasta ese instante sólo es electoral, necesita que sea convertido en GOBIERNO, en ACCIONES A TRAVÉS DE LA POLÍTICA, para que se inicie la realidad del CAMBIO, de las transformaciones.
La planificación, diseño y construcción de la GOBERNANZA, no puede esperar a que el Presidente Edmundo González, tome posesión, este aspecto crucial –como se dijo– deberá FUNCIONAR COMO VISAGRA de apoyo al presidente elegido y como presión al gobierno que deberá entregar lo antes posible. Asimismo, mantener a “raya” a los potenciales conspiradores del PSUV, no todos, pero, los hay, y se encuentran en algunas instituciones del Estado
Tengamos consciencia de que esta es una lucha EXISTENCIAL Y ESPIRITUAL: La Fe, Esperanza, Amor, Valor, Fortaleza y Confianza en Dios, se pone a prueba en este proceso y evento del 28 de julio, por tales causas y efectos, esa noche será de VIGILIA, oraciones agradeciendo al PADRE-HIJO Y ESPIRITU SANTO, por lo que hasta ese momento habremos logrado… ¡AMÉN!
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