Un mutrido grupo de venezolanos se reunieron en Doral el 21 de julio para orar por la paz y la restauración de la democracia del país a pocos días de unas elecciones cruciales que podrían poner fin a dos décadas de gobierno chavista.
Inhabilitados para votar en las cruciales elecciones presidenciales del próximo domingo, los venezolanos exiliados en Estados Unidos se han resistido a quedar de brazos cruzados de cara a los cruciales comicios, pasando a reclutar a amigos y familiares para que formen parte del ejército de observadores encargados de resguardar el voto a favor de la oposición.
El trabajo abocado a ayudar a construir una red de observadores no oficiales, organizados en torno a lo que en Venezuela es llamado ‘Comanditos’ (pequeños centros de comando) emprendido desde Miami y otras ciudades estadounidenses genera cierta sensación de clandestinidad dado a que sus integrantes en Venezuela corren el riesgo de ser hostigados e incluso arrestados por las fuerzas de seguridad del régimen de Nicolás Maduro.
“Este trabajo es arriesgado”, dijo un importante organizador en Miami que pidió permanecer en el anonimato debido al delicado trabajo que realiza en Venezuela. “Estamos tratando de organizar una elección dentro de un Estado fallido, en áreas controladas por guerrilleros y jefes de organizaciones criminales aliados a quienes encabezan el gobierno, para competir contra un régimen cuyas fuerzas de seguridad tratan a quienes los desafían en las elecciones como si estuvieran cometiendo un crimen contra el Estado”.
Mientras Maduro se encamina hacia una elección que podría poner fin a su gobierno, estando hasta 40 puntos por debajo de su principal rival, el ex diplomático Edmundo González, sus fuerzas de seguridad han redoblado los esfuerzos para reprimir los partidarios del candidato opositor y de su mentora, la dirigente María Corina Machado.
El gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este lunes que el próximo miércoles reiniciará el proceso de diálogo con el Gobierno de Estados Unidos, luego de -dijo- haber recibido propuestas de retomar conversaciones durante dos meses.
En las últimas semanas, las fuerzas de seguridad han arrestado a más de 100 voluntarios de la campaña de González, liberando a algunos de ellos poco después, pero manteniendo a varios de ellos en prisión.
Para aquellos dentro de Venezuela a quienes amigos y familiares en Estados Unidos les han pedido que participen en las elecciones, formar parte de la red de monitoreo electoral organizada por la oposición conlleva un grado incuestionable de riesgo.
“Puede que no sean llevados automáticamente a la cárcel, pero algunos de ellos podrían estar poniendo en riesgo su acceso a atención médica o a alimentos o gasolina subsidiados”, dijo el organizador de Miami.
En algunos casos, a los voluntarios de campaña incluso se les pueden confiscar sus bienes, como fue el caso de un mecánico que recientemente perdió su camión y vio una redada de su taller después de adecuar un vehículo para que Machado pudiera viajar al interior del país. añadió.
Y de decidir enviar una mensaje más fuerte de represión, el régimen puede ordenar más arrestos a ser ejecutados por los mismos servicios de inteligencia denunciados por organismos internacionales de hacer uso sistemático de la tortura y de perpetrar ejecuciones extrajudiciales.
Sabiendo que la abrumadora mayoría de los venezolanos en Estados Unidos votaría por la oposición, el régimen de Caracas no hizo ningún esfuerzo para permitirles votar.
En el pasado, los exiliados venezolanos han podido hacerlo en centros adecuados por los consulados del país sudamericano en Estados Unidos, pero actualmente no existen relaciones diplomáticas entre los dos países. Se cree que más de 800,000 venezolanos viven actualmente en Estados Unidos, formando parte de la ola de 7.7 millones de personas que en los últimos años han huido del gobierno socialista.
Mientras la líder opositora de Venezuela María Corina Machado afirmó este martes que las amenazas del presidente Nicolás Maduro, que buscará una segunda reelección en los comicios de este domingo, “ya no asustan a nadie”, luego de que el líder chavista manifestara que en las votaciones se escogerá entre guerra y paz.
Se espera que los comanditos desempeñen un papel clave en los esfuerzos de la oposición por ganar las elecciones sirviendo como grupos de apoyo para los votantes que tienen dificultades para llegar a los centros electorales y facilitando que simpatizantes de la oposición permanezcan en las urnas después de que cierren para evitar que representantes del régimen intenten manipularlos.
Dada la pronunciada escasez de productos en Venezuela, los organizadores han hecho hincapié en proporcionar al ejército de voluntarios con alimentos y combustible para beneficio de los electores el día de las elecciones.
Por lo general, los esfuerzos emprendidos desde Estados Unidos para ayudar a formar los comanditos han sido realizados silenciosamente, en muchos casos de manera informal, por venezolanos que están muy conscientes de los riesgos. El esfuerzo de organización es mundial y participan exiliados venezolanos en muchos otros países.
Pero existe un estigma particular asociado a cualquier ayuda proveniente de Estados Unidos, lo que eleva los riesgos del trabajo organizacional. Miami, por ejemplo, ha sido descrita a menudo por el régimen de Caracas como un nido de terroristas que conspiran para derrocar al gobierno de Maduro. Sintiendo que las elecciones del domingo podrían ser la última oportunidad que tiene el país para restaurar la democracia, muchos venezolanos en Estados Unidos dicen que se niegan a quedarse de brazos caídos.
“Después de que nos negaron el derecho al voto, procedí a empezar a organizar a los comanditos”, dijo Petra Figueroa, residente de Miami, quien buscó refugio en Estados Unidos después de escapar de un intento de asesinato en Venezuela. Figueroa, profesora universitaria jubilada de 61 años, dijo que comenzó a contactar a sus antiguos alumnos a través de las redes sociales, animándolos a participar en las elecciones.
“Empecé a construir estos ‘grupos de conciencia’ entre estos jóvenes, que sólo han vivido bajo esta dictadura. Entonces comencé a convencerlos no sólo de la necesidad de votar sino de involucrarse y crear sus propios comanditos”.
Acercándose a sus antiguos alumnos, a veces a altas horas de la noche debido a los frecuentes apagones de electricidad e interrupciones en el servicio de Internet, Figueroa ha logrado que alrededor de 125 de ellos se involucren, junto con 50 amigos y familiares adicionales.
Una labor similar fue emprendida por Euridice Rodríguez, de 61 años, en Brandon, Missouri, desde donde ha ayudado a organizar a los votantes en la ciudad de San Juan de Los Morros, en el centro de Venezuela. Ella dijo que se involucró en la organización electoral indignada por la decisión del régimen de Caracas de despojar a los venezolanos en el exterior de la libertad de elegir.
“La libertad es el derecho más hermoso que nos ha dado Dios y este régimen ha querido quitárnoslo”. Al decidir que podían ayudar, incluso desde Missouri, Rodríguez y su grupo han estado enviando dinero para alimentos y combustible a 60 comandos diferentes en Venezuela y acercándose a aquellos que no están seguros sobre la necesidad de votar sobre las elecciones.
Carolina Mercedes Barreto, de 58 años, ha estado brindando su asistencia desde Houston, enviando ayuda al ejército de voluntarios, pero dijo que también ha estado trabajando para alentar a otros exiliados a hacer lo mismo y construir otros comanditos dentro de Estados Unidos. Barreto dijo que los voluntarios en Venezuela necesitan ayuda frente a la persecución del régimen y a las dificultades que enfrentan debido a la terrible situación económica del país.
“Nuestra gente enfrenta todo tipo de dificultades, desde la imposibilidad de llenar los tanques de gasolina de sus automóviles hasta poder llegar a lugares porque el régimen decide cerrar carreteras”, dijo Barreto, quien se desempeñaba como profesora universitaria de matemáticas antes de salir del país. Los venezolanos que se oponen al gobierno, dijo, son “vigilados constantemente”, y muchos de ellos tienen sus teléfonos intervenidos. Barreto dijo que está consciente de los riesgos que enfrentan los voluntarios electorales, pero agregó que los venezolanos no tienen otra opción que seguir adelante con el intento de ganar las elecciones este domingo.
“Siempre temes por tus amigos, siempre estás preocupado por el riesgo que corren tus vecinos… Pero debemos actuar, porque este régimen ya nos ha quitado todo”, dijo. “Se han llevado todo menos nuestra capacidad de tener esperanza”.
Amenhotep Planas Raga – Noti/Imágenes
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