Alberto Villarroel García

    Lo que en primer momento se llama ”Espíritu”, está – según Wayne Dyer – en relación a la energía,  por ser  el Universo  un Centro de energía.  Sólo que la energía  en  nosotros, los humanos, tiene  diferentes niveles de frecuencias: las  más lenta  o “inferior”;  también  es donde se manifiesta  el  “problema”, afirma el maestro, valga decir, las “ilusiones” en la mente. De otra manera, supuestos acerca de algo.

    Mientras que las  frecuencias  “rápidas”  o   de energía “superior” es,   lo que el maestro  llama “Espíritu”. Es la condición de calma,  paz, serenidad, Amor, seguridad  en la conexión  con Dios. Entendimiento y comprensión de que somos parte del Espíritu de Dios.  Concienciar  de que  tú,  nosotros, nunca estamos solos, Dios  es parte de nuestra  vida. 

    Poe ello, Dyer afirma: “Espíritu es la palabra que yo utilizo para referirme  a  la energía informe e invisible que constituye  el origen y el sustento de la vida en este planeta” Luego, el maestro  correlaciona lo anterior: “Esta fuerza  (…) puede resolver todos los problemas  con que  tropezamos”  Enseguida, propone  su  clave ante cualquier  circunstancia. “Existe una solución espiritual para cada problema;  sólo tenemos que  aprender  a acceder a ella”.

     Dyer se refiere  a tres pasos  básicos  necesarios para  encontrar soluciones espirituales  a los problemas: Primer paso consiste en RECONOCER:  La cuestión  está en el sentido de que accederemos a ése reconocer como compromiso interior y exteriormente  poniendo  de por medio nuestra capacidad  de reconocer.  El maestro sugiere  – al aprendiz –  que ante un problema, “crees una afirmación  personal”, reconocer que existe  – aunque no lo sepas  aún – una solución espiritual  para cada problema, incluyendo  por el    cual  estás agobiado, deprimido..

  Al reconocer que hay solución espiritual,  le solicitamos a la Divinidad que nos permita acceder al conocimiento. . Sin embargo, el maestro llama la atención  pertinente  para  ”desentrañar el misterio de la fuerza invisible que da origen a la vida”. No obstante, la solución espiritual  está ahí, en la grandeza  de la espiritualidad omnipresente, omnisciente, omnipotente. También está en cada uno de nosotros. Con el primer paso, RECONOCER, estamos  en el acceso, la vía  de ése Poder que todo lo sabe.

     Segundo paso:  Dyer propone a  la PERCEPCIÓN  como un conocimiento  más elevado  en contraste  al que se pueda  alcanzar por medio del razonamiento intelectual, para  acceder  a la pauta espiritual.  Por su experiencia   utilizando la Percepción, el maestro  hace énfasis  en la confianza que otorga  la reiterada  acción de hacer,   alcanzada en la respectiva   escena,   adonde cada sujeto es quien puede validar  dicho modo. . Por supuesto que éste proceso  es acompañado por  la práctica de la meditación – necesario aprenderla –  enfocada en un ideal Espiritual, o  en  la imagen de Jesucristo,  puede ser otra  referencia espiritual,  eso sí,  afirmando nuestro  deseo  de  que ésa  presencia sea accesible.

   Luego, el maestro llama a crear en  el interior del  aprendiz,  la  imagen de su propia  persona,  recibiendo la orientación Divina sin ninguna duda a éste  respecto. Dyer recomienda  que cuando se “entra”   en  “uno  mismo, no  tienes  que  explicar    o defender nada”.  Otra manera – dice el maestro –  de aproximarse a la percepción, es imaginarse la referencia de un imán, entonces, imaginas que eres el imán, atrayendo   hacia ti  todo lo que has reconocido como cierto.  Posteriormente,  sé consciente  en  forma pausada de una fuerza  magnética  superior que  te empuja  hacia verdades  más elevadas. El esfuerzo ya no  es sólo del aprendiz, pues se encuentra en  un campo magnético  metafísico que lo impulsa a su percepción. 

      Tercer paso para entrar en la dirección Espiritual.

 REVERENCIA: consiste en  comulgar serenamente  con la fuerza  espiritual  porque  es   nuestra  manera de ser uno  con ella. Implica que no hay  nada  de separación. El maestro nos exhorta “a ser consciente  de nuestra divinidad y comulgar con esa  fracción e de nosotros mismos, es decir, vernos como una parte de Dios”. Añade: “porque nos hallamos en un estado de reverencia por lo que somos”. De allí  enfatizar: “ no  dudemos de nuestra divinidad” Por ello hacemos nuestra  la referencia  a la Biblia: “ Ese día sabrás que soy en mi Padre, tú en Mí y Yo en ti” (Juan).

    Poder comulgar serenamente nos permitirá   encontrar una solución espiritual a cada problema. Dyer alerta que los problemas se mantienen cuando no los reconocemos, por  no comulgar  serenamente  con n nuestro origen, nuestro poder, nuestro  espíritu,  es decir,  con Dios. El maestro trae un ejemplo – para ilustrar la situación – de las vivencias de Abraham Lincoln, presidente de los EE.UU cuando acontece  la Guerra de Secesión. Éste, al constatar el quiebre de la Unión, de su país, se  dirigía  a Dios, arrodillándose  y  expresando:  “con la abrumadora convicción  de que  no tener a donde ir”

El maestro Dyer  sigue las frases del  liderazgo  de Lincoln, representando a la Unión: el Presidente le comunicaba a la Divinidad su malestar, angustia, diciendo de alguna manera: “Me rindo a mi origen y entrego este enorme  problema  al mismo poder que mueve las estrellas”  Dyer sugiere que ante problemas de la magnitud  enfrentados por Abraham  Lincoln,  quien con su perseverancia   en  Dios, fue  perentorio  pedirle  su ayuda ,  y dejarlo en manos de  ÉL. . 

 Esta 1era parte está  anclada  en el maestro Wayne Dyer: LA FUERZA DEL ESPÍRITU

Síguenos en:

Instagram: elpregon.news

Facebook: El Pregón Venezolano

“X” antes Twitter: @DiarioElPregón 

Telegram: elpregon.news

Amenhotep Planas Raga en “X” @AmenhotepPlanas

En Ig: Planas Raga

Diario El Pregón copyright 2023 Desarrollado por @SocialMediaAlterna