Lcdo. José Aranguibel Carrasco

«El voto es más fuerte que una bala»

Abraham Lincoln

Esa pieza publicitaria que abre el título de esta entrega de mi artículo semanal puede decirse que encierra una interrogante inmensa, expectante y esperanzádora que recorre poco a poco las comunidades del país, a propósito del inicio de la campaña oficial, autorizada por el CNE para este 27J, cuando está pautada la elección de alcaldes y concejales.

Podría asegurar que ¿si votamos ganamos? es más que un eslogan, es un llamado sencillo, simple, un alerta y un recordatorio de lo que muchos venezolanos decidieron no prestarle atención el 25M, cuando la abstención a la que llamó María Corina Machado permitió reducir, disminuir y sepultar espacios políticos regionales, obtenidos a través del acto de votar en 2.021.

Quienes siempre hemos discrepado con la oferta engañosa o idea estratégica de no votar, participar o expresarnos a través del voto, creemos lo que siempre se ha dicho que la abstención no conduce a nada bueno. Eso es lo cierto, irrefutable, porque volvemos a tropezar con la misma piedra y a permitir que el oficialismo amplíe su poder territorial.

En cambio, los venezolanos no vemos, percibimos o sentimos una salida cierta que la narrativa abstencionista ofrezca a no ser las ya desgastadas, aburridas y fantasiosas arengas, proclamas y discursos a lo largo de los años que al final del túnel llevan a la misma frustración de la gente. ¿Cuántas veces la abstención le ha ganado a la unidad opositora?. Siempre, además, la promotora ha sido la misma.

Cada quien está en su derecho a hacer lo que mejor que crea con su voto. Usarlo o no puede significar a corto o mediano plazo la diferencia. Es un derecho constitucional, pero quienes creen que no votar es el mejor camino, pienso que otra vez están equivocados y tropiezan con el mismo obstáculo.

Es, sin dudas, una experiencia que hoy lamenta y le desagrada a muchas personas haberse abstenido el 25M, cuando embuidos, contagiados o cegados no votaron y después la frase más común que uno escucha en la calle o en la familia es que «me equivoqué», «no lo pensé bien» o «me dejé llevar».

No analizar bien, sin apasionamiento, serenamente, sosegado y calmado originó, por ejemplo, que las gobernaciones de Nueva Esparta, Barinas y Zulia cambiaran de dirección política. Es el resultado de permitirnos que otros piensen por nosotros o nos digan que hacer o no, independientemente, que la conducta de muchos fue de buena fe.

Sin embargo, después de la derrota del 25M el necesario control de daños a muchos ha despertado, llevándolos a pensar y a no estar dispuestos a entregar los gobiernos locales que por ley son los de mayor cercanía a la comunidad donde viven, trabajan o estudian.

Son las instancias con competencia directa en la recolección de la basura, en la mejora de la vialidad, garantes del suministro de gas, responsables de atender plazas, canchas y parques, organizadores de jornadas médicas, culturales y de alimentación, protectores del ciudadano y sus bienes, operadores del servicio del Cuerpo de Bomberos y del mantenimiento del ornato público en general, entre otras competencias que les asigna la ley.

En el estado Zulia en 2.021 sumaron 15 de 21 alcaldías las ganadas por la oposición. En dos de ellas, las más emblemáticas, Maracaibo y San Francisco, –joyas de la corona–, sus habitantes deben recordar muy bien la condición física de la infraestructura municipal que le tocó recibir para entonces a Rafael Ramírez Colina y a Gustavo Fernández.

A ambos, –antes de la detención de Ramírez Colina hace nueve meses– les correspondió arrancar de cero en una carrera titánica, nada fácil, que permitiera a esos grandes municipios recobrar, mejorar y enderezar decenas de entuertos en sus servicios públicos. No todo ha sido solucionado, pero el esfuerzo, dedicación y el trabajo sigue en la calle que ahora la gente observa en cualquier sector.

Hoy en Maracaibo, Adrián Romero (e) y en San Francisco, Gustavo Fernández, aspiran a ser electos a un segundo período. También se lo propone Nidia de Atención en la Cañada de Urdaneta; Ely Ramón Atencio en Rosario de Perijá; Vidal Prieto en Machiques; Erwin Rosales en Francisco Javier Pulgar; Jhonny González en Sucre; Ramón Bracho en Baralt o José Mosquera en Lagunillas por mencionar a algunos.

La mejor credencial de cada uno de ellos es el esfuerzo emprendido desde que llegaron al cargo que aspiran renovar, teniendo como testigo a la gente de a pie, al vecino o al habitante de cada municipio, quien quita o pone a sus gobernantes, pero también recompensa la confianza, el cumplimiento, cuando toca recordar el antes y el ahora de un trabajo que cada alcalde comenzó tres años y medio atrás.

Por supuesto, los candidatos del Polo Patriótico también hacen lo suyo para cautivar, agradar y lograr la preferencia del elector. No son, digamos, mochos ni están atados de mano. Tienen a su favor el hecho de pertenecer a la corriente política que gobierna el país, además de recursos y prebendas de lo que ello significa.

Asimismo, disponen del ventajismo, favoritismo y de cualquier otra decisión administrativa que el árbitro electoral deba usar a la hora de dirimir cualquier resultado que la experiencia ha señalado de que lado en muchas ocasiones se ha inclinado.

Eso no es nada nuevo. La diferencia, la brecha y el abismo es que el voto opositor mayoritario ha crecido en la medida que las condiciones socioeconómicas de Venezuela han venido agravándose y provocando el rechazo de la población a la cada vez más deteriorada calidad de vida de los venezolanos.

Por eso, considerando esa realidad del día a día, los candidatos oficialistas deben estar prendiendo una vela a cada Santo, esperanzados que la conducta de la gente opositora del 25M, vuelva a repetirse dentro de doce días en cada centro de votación, cuando el llamado a la abstención no debilitó el piso político de Miraflores, sino que lo fortaleció y le permitió extender su dominio territorial.

El bien hilvanado, confeccionado y construido discurso abstencionista de María Corina Machado le permite una ventaja en el arranque a los aspirantes del chavismo. Sin embargo, dependerá de cada elector venezolano la decisión final del día 27J, porque al siguiente amanecer, a un año del 28J de 2.024, la gente estará pendiente de escuchar si «falta poco» o habrá que esperar «Hasta el Final de los Tiempos» cuando salgamos de la pesadilla en la que vivimos desde hace 26 años. ¡Amanecerá y Veremos».

Caricatura: Feyo

José Aranguibel Carrasco. CNP-5.003

Martes 15/7/2.025

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