Usaron testaferros de la Villa Zabaleta para montar, desde Argentina, un negocio millonario con fondos desviados de Venezuela.
Hugo Chávez atendió el teléfono mientras conducía “Aló Presidente”, el programa de TV para su tribuna. Del otro lado, un funcionario militar le contaba que, tal como le había ordenado, estaba expropiando el frigorífico Fricapeca ubicado en el estado de Zulia, Venezuela. La medida era clave -según el mandatario- para garantizar la seguridad alimentaria allá por febrero de 2007. Chávez miró fijo a la cámara y lanzó: “Miren, el acuerdo con Argentina es muy importante, vamos a montar laboratorios genéticos en este frigorífico. Esto se abandonó aquí mucho tiempo, los productores no tuvieron apoyo de ningún gobierno. Nosotros ahora queremos ayudarlos a todos”.
Tres años antes de este anuncio, Chávez había creado un fideicomiso bilateral con Argentina para vender combustibles de PDVSA a precios convenientes a cambio de alimentos y maquinarias enviados desde Buenos Aires, un negocio que llegó a mover USD 2.500 millones. La remodelación del frigorífico costó USD 7,8 millones que salieron de ese fondo binacional. La empresa estatal venezolana CVA Leander Carnes y Pescados SA contrató a Baldric SA, una firma argentina sin experiencia, que había sido creada apenas meses antes mediante testaferros, cuando en realidad el dueño era el empresario venezolano José Domingo Correia Leca.
Baldric SA fue contratada por el Estado chavista para suministrar y montar equipos frigoríficos, pero el proyecto demoró años para ponerse en funcionamiento y, un lustro después de ese contrato, en 2013, apenas funcionaba a menos del 20% de su capacidad. Una investigación periodística liderada por Transparencia Venezuela, y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), de la que participó Infobae, logró demostrar que parte del dinero nunca se invirtió en el frigorífico y, en cambio, fue directamente a las cuentas personales de Correia Leca.
Este empresario venezolano montó un entramado de sociedades en paraísos fiscales para mover los fondos y, años después, compró un centro comercial en Orlando, Estados Unidos, según pudo reconstruir esta investigación tras analizar informes secretos de la Unidad de Información Financiera (UIF), registros oficiales, documentos públicos y filtraciones periodísticas. A pesar de que la UIF, la AFIP, un banco y una financiera advirtieron sobre las maniobras sospechosas, la Justicia argentina archivó la investigación ante la falta de respuesta desde Venezuela.
De la Villa Zabaleta a Caracas
Cuando los inspectores de la AFIP tocaron la puerta de la casa de Walter Domingo Serrano, ubicada en la calle Agustin Magaldi al 2100 en los alrededores de la Villa Zabaleta, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires, confirmaron sus sospechas. Este hombre que aparecía como presidente de Baldric SA era apenas un prestanombre. “Nunca escuché a Baldric, y así se desarrolló lo que te puedes enterar leyendo a: https://lobosnews.com.ar/usaron-testaferros-de-la-villa-zabaleta-para-montar-desde-argentina-un-negocio-millonario-con-fondos-desviados-de-venezuela/10/09/2023/
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