El motivo detrás de esta drástica decisión es la seguridad nacional. Un comunicado de Anthropic reveló su temor a que estas empresas extranjeras, a través de sus sucursales internacionales, estuvieran utilizando la tecnología de sus modelos para «servicios militares, de inteligencia y objetivos autoritarios»
La compañía considerada bastión de la IA «segura», Anthropic, famosa por su modelo Claude y respaldada por Amazon, dio un golpe de timón sin precedentes: cerró por completo el acceso a sus servicios a cualquier filial de empresas chinas, sin importar en qué rincón del planeta operen.
Este movimiento es más que una simple actualización de términos, es un llamado de atención que revela la profunda desconfianza que existe entre las grandes potencias.
La compañía, valorada en 183 mil millones de dólares, ya había bloqueado a Rusia, Corea del Norte e Irán, pero China —según reseñó AFP— es un monstruo de otro calibre.
El motivo detrás de esta drástica decisión es la seguridad nacional. Un comunicado de Anthropic reveló su temor a que estas empresas extranjeras, a través de sus sucursales internacionales, estuvieran utilizando la tecnología de sus modelos para «servicios militares, de inteligencia y objetivos autoritarios».
A medida que los modelos de lenguaje se vuelven más sofisticados, su capacidad para generar contenido, descifrar códigos o incluso diseñar sistemas se convierte en un activo militar de valor incalculable. Anthropic, al parecer, decidió que el riesgo de que su tecnología caiga en manos adversas es demasiado grande.
Anthropic: consecuencias y un futuro dividido
La decisión de Anthropic no solo tiene implicaciones económicas (la empresa reconoce que perderá cientos de millones de dólares) sino que marca un antes y un después en la industria.
Nicholas Cook, un abogado con una vasta experiencia en China, lo sentenció de manera contundente.
«Esta es la primera vez que una gran empresa de inteligencia artificial de EE UU impone una prohibición formal y pública de este tipo».
Este bloqueo, que se suma a la ya existente restricción de OpenAI y su ChatGPT en territorio chino, acentúa la división del mundo tecnológico.
Mientras Occidente se blinda, China acelera el desarrollo de sus propios gigantes de la IA, como Alibaba y Baidu, para llenar ese vacío. El resultado es un mapa geopolítico de la IA fracturado, donde cada bloque cultiva sus propios jardines digitales, con poca o nula comunicación entre ellos.
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