El periodismo dinámico en la posmodernidad hoy se viste de luto, y se vestirá por largo tiempo para darnos tiempo de asimilar, como en 1859 con Valerio Perpetuo Toledo, celebre pionero del diarismo venezolano, quien con diferentes denominaciones atípicas y fuera de la literatura tradicional, mantenían un estilo pasivo-reflexivo.
En esta época de la posmodernidad, supradinamica por la innovación y las tecnologías, “Los Espuelazos” rompieron esquemas y paradigmas en el periodismo impreso, radial, televisivo y digital con un estilo único difícil de olvidar y de copiar. Una nueva clase de periodismo informativo y de opinión, adosado con su contundente intelectualidad cultural desde los tiempos estudiantiles, más la acuciosidad periodística muy propia y singular, que sin adulaciones se hizo respetar hasta un extremo del análisis académico y ejemplo para sus pasantes y nuevas generaciones.
Celoso de su estilo –repito “muy singular”, lo supo compartir como catedra comunicacional que nos obligará a debatir ante el periodismo transmedia que ya se nos aproxima como un ejemplo basado en la lectura, el conocimiento y la buena memorización para compartir con las nuevas generaciones.
Samuel Alberto González, periodista guerrero, servicial, diáfano con claridad meridiana, terco como él solo, se hizo referencia obligada que difícilmente olvidaremos quienes con él compartimos calles, cabinas, micrófonos, cámaras, estudios, pantallas, lecturas y paremos de contar con su periodismo “integral de servicio público y social”.
Las muestras de su estilo y Don de Gente, no podrán pasar al olvido de la historia, y es por ello, que desde este portal, hacemos este homenaje, no como nuestro, sino de todos quienes siempre hemos disfrutado de su “polémica y racional compañía”.
El homenaje, no a quien se fue, sino, que sencillamente se nos adelantó como el canto “Caminaré… caminaré a la presencia del Señor.
Todos colegas y amigos, somo uno solo, somos parte de sus Espuelazos, espuelazos puros como fue su diáfana amistad siempre con claridad meridiana.
Los editores y todos sus amigos, a quienes siempre nos consideró su familia y sus hermanos.