Millones de usuarios y seguidores de Telegram hacen seguimiento y muestran solidaridad

Más de 900 millones de personas en todo el mundo utilizan Telegram para enviar y recibir mensajes, fotos o vídeos y el arresto en Francia el pasado fin de semana de su fundador, Pavel Durov, ha puesto el foco, una vez más, en la seguridad de la aplicación.

Durov fue detenido el sábado en el aeropuerto de Le Bourget, al norte de París, a petición de la fiscal Laure Beccuau, que lo considera un posible cómplice de los delitos que se producen en la plataforma al no implementar controles de moderación adecuados y negarse a colaborar con las autoridades en las investigaciones. El juez ha prorrogado este martes su detención preventiva.

Desde la compañía, con sede en Dubai, aseguran que Telegram cumple con todos los requisitos de moderación impuestos por la nueva Ley de Mercados Digitales y que Durov, que viaja con frecuencia a Europa y es ciudadano francés, no tiene nada que ocultar. «Es absurdo afirmar que una plataforma o su propietario son responsables del abuso que se haga de ella», añaden.

Lo cierto es que no es la primera vez que Durov se encuentra en una situación difícil por su papel en aplicaciones de mensajería. De origen ruso, Durov abandonó su país natal en 2014 tras negarse a cerrar comunidades y perfiles críticos con el gobierno de Putin en VKontakte, otra red social que creó en 2006 y que terminó vendiendo. Tras abandonar Rusia, fundó Telegram en Berlín junto a su hermano Nikolai, y posteriormente trasladó su sede a Dubai.

Telegram no es la única plataforma de mensajería que un criminal puede utilizar, obviamente, pero sí una de las más vulnerables y eso pone a Durov en una posición comprometida. Desde su creación, y a pesar del énfasis con la que la empresa habla de seguridad, Telegram carece de una característica que sí está presente en rivales como WhatsApp o iMessage: el cifrado punto a punto. Este tipo de cifrado garantiza que sólo el receptor de un mensaje puede abrir y consultar el contenido del mismo y garantiza que el emisor del mensaje es quién realmente dice ser. Telegram cifra el tráfico en su red, pero sólo entre el emisor y los servidores de la compañía y, posteriormente, entre el servidor y el receptor. Esto simplifica el diseño de la aplicación y facilita que pueda usarse en varios dispositivos de forma simultánea y con todos los mensajes sincronizados, pero también hace que sea posible exigir a Durov, o su empresa, que accedan al contenido de un mensaje como parte de una investigación policial, por ejemplo.

Aunque técnicamente los mensajes de Telegram están cifrados, a efectos prácticos decir que lo están es tergiversar lo que es Telegram y cómo funciona en la práctica», explica Matthew Green, experto en cifrado y profesor en la Universidad John Hopkins de Maryland, EEUU.

Telegram cuenta desde hace años con una función para cifrar los mensajes punto a punto, pero no es fácil de activar y sólo funciona en mensajes entre dos usuarios, no para grupos o canales, que son dos de las funciones más populares de Telegram. En cierta forma, Telegram funciona más como una red social que como una aplicación de mensajería.

Hay otra derivada y es que dada la popularidad de Telegram en Rusia y la historia de su fundador, las implicaciones geopolíticas son difíciles de ignorar. La App juega un papel crucial en el conflicto ucraniano (ambos bandos dependen de ella para comunicar sus avances). Telegram también ha restringido recientemente -aunque no cerrado- canales asociados con el grupo islamista Hamás con más de 700.000 suscriptores.

Beccuau tiene hasta este miércoles para formalizar los cargos contra Durov pero varias voces en la red han protestado ya contra lo que consideran un atentado contra la libertad de expresión. Elon Musk ha sido una de ellas: «Vivimos en tiempos peligrosos».

Lcda. Jaira Molano

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