La periodista Diana Cardoso cuenta las dificultades existentes en el país para comercializar objetos de estimulación para hombres.

Koichi Matsumoto,nunca hizo parte de la industria de entretenimiento para adultos, ni es un apasionado amante del porno. | Foto: Tenga Japón.

En la adolescencia, con todas las hormonas alborotadas y un millón de preguntas sobre el placer, la masturbación es una opción maravillosa para experimentar increíbles sensaciones. Sin embargo, tanto goce no podría ser cierto sin estar revestido de “marcas visibles” que pusieran en la picota a los jóvenes por el hecho de “auto otorgarse placer”: “Ojo, que la mano se le pone peluda”, “la cara se le va a llenar de granos”. O incluso, el bien ponderado mito urbano de un amigo que tenía otro amigo que lo hizo tanto, que “se quedó ciego”.

Ahora, en pleno siglo XXI, cuando la sexualidad es uno de los aspectos de la salud y por supuesto masturbarse tan solo parece un “juego de niños”, increíblemente me encuentro, en otras instancias de la vida, con que hablar de masturbación, o presentar un producto tan revolucionario como los dispositivos japoneses para placer masculino TENGA, es recibido entre risitas nerviosas o chistes que disuelven la tensión, pero que en todo caso generan un escozor que nunca es propio, los “pacatos” son los otros.

Otros son los que se pueden incomodar: “Mira, yo de mil amores lo publicaría, pero es que los lectores se escandalizarían” ó “mi jefe es muy conservador” o, en el mejor de los casos: “Es un asunto demasiado comercial y sexual”.

Increíblemente, hablar del placer es algo que hoy despeluca a más de uno. Y hablar del placer masculino ¡aún más! Como si todo ya estuviera dicho, como si los hombres fueran de alguna especie que concibiera el sexo y el placer de la misma manera, sin excepción. Sin embargo, sí nos escandalizan los altos índices de embarazo en adolescentes, en los que, según cifras del Ministerio de Salud este año, una de cada de cinco adolescentes menores de 19 años queda embarazada, pero a nuestros hijos “no les pasará” por eso no tomamos cartas en el asunto.

La masturbación es uno de esos temas que valdría la pena poner sobre la mesa de tantos liberados. Es posible que no se reduzcan inmediatamente estos índices, pero podría generar una sexualidad más saludable.

Bueno, pero a estas alturas, habría que explicar qué es TENGA y de dónde viene tan sofisticado dispositivo. Es la marca japonesa de objetos de estimulación para hombres que ha cambiado el concepto del llamado “onanismo”.

Contrario a los juguetes para adultos, son desechables, elaborados en elastómeros (polímeros increíblemente elásticos) con recientes técnicas en diseño, tecnología y bajo estrictos controles de higiene y calidad. A simple vista parece un huevo, un contenedor de agua para llevar al gimnasio o incluso un florero, pero en ningún caso un cuerpo de mujer. Están totalmente desasociados de la estética sexual y concentran su diseño en emular una variedad de estimulaciones y masajes que transportan a su usuario a un placer erógeno.

Koichi Matsumoto, su creador, nunca hizo parte de la industria de entretenimiento para adultos, no es un apasionado amante del porno o algo por el estilo, todo lo contrario, es un ingeniero mecánico que dedicó su juventud a restaurar vehículos de gama alta, hasta cuando una mala racha de su vida lo obligó a vivir en un auto y dormir en el suelo de la fábrica de uno de sus amigos y le devolvió la inspiración para crear un elemento inexistente.

En su investigación de cientos de productos, descubrió que las mercancías que aseguraban ser de última tecnología y diseño tenían especificaciones y explicaciones que procuraban al comprador una sensación de “seguridad”. Sin embargo, al entrar a un sexshop se sintió muy incómodo, después de ver muchos productos, ninguno le transmitió esa “seguridad”.

No tenían un código de barras, soporte del fabricante, información de contacto, y ni siquiera había una marca conocida. Además, la mayoría eran más obscenos que la realidad. Se preguntó entonces si estos productos estaban relacionados con necesidades humanas y naturales como la masturbación, ¿por qué esta tenía que ser un asunto secreto? La masturbación tendría que ser algo tan saludable como hacer deporte y no debía estar asociada a la obscenidad. Así nació TENGA.

Estos dispositivos llegan al mercado colombiano y aspiran encontrar distribución en droguerías y grandes superficies como lo han hecho en Europa y Estados Unidos, ya que no sólo otorgan placer, sino que pueden ser usados con fines terapéuticos como entrenadores para quienes sufren de eyaculación precoz, aunque también generen “pánico” entre algunos encargados de compras. Ahora se encuentran disponibles en almacenes como Lujuria Libre de Pecado.

Una educación adecuada y un hábito sexual controlado conducen a la salud. Por lo tanto, nadie debería sentirse avergonzado o culpable de masturbarse. Ciegos no nos vamos a quedar, ciegos ya estamos, si complementario a repartir preservativos para evitar embarazos no deseados; legalizar el aborto en Colombia, o estimular el uso de la píldora del día después, no existe más que la solución “a la mano” o el sexo casual con cualquiera para que los hombres tengan una sexualidad autónoma ¿o preferimos cerrar los ojos, y dejarlo sólo para los que se atreven a entrar a los sexshops?

Lcda. Jesica Urribarri V. CNP 19925

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