Eugenio Montoro
De vez en cuando nos llega algún escrito o declaración donde se razona la necesidad de que María Corina Machado nombre un sustituto que no esté inhabilitado de manera poder ganarle las elecciones a Maduro.
Bajo el punto de vista ético la Machado no está autorizada a nombrar un sustituto.
Los ciudadanos la seleccionamos a ella y la única forma de cambiar eso sería volvernos a preguntar si la autorizamos nombrar un reemplazo.
Nos atrevemos a anticipar que en esa imaginaria consulta los ciudadanos no la autorizaremos a nombrar un sustituto.
Por otra parte parece risueña la creencia de que el régimen iría a unas elecciones con un sustituto a sabiendas que las perdería.
Posiblemente el sustituto también sería inhabilitado o encarcelado y habría que buscar otro y así, hasta que llegásemos a alguno «papita» y que le guste al régimen.
De manera que nombrar un sustituto no solo es inmoral y desprecia a la decisión de los ciudadanos sino que, además, ni siquiera sería útil pues el régimen, al estilo Nicaragua, hará lo que sea para desbaratar a cualquier individuo con un mínimo de posibilidad de ganarles una elección.
Nuestro camino no debe ser otro que seguir luchando hasta que inscriban a la Machado, o que los militares decentes, si quedan, se pronuncen exigiendo respetar la voluntad del pueblo.
En la película Perfume de mujer, casi al final, Al Pacino defiende a su lazarillo con un emocionante discurso y también reflexiona sobre su vida «cuando tuve algún camino que elegir siempre supe cuál era el correcto pero nunca lo tomé porque siempre era el más difícil.
Creo que estamos como pueblo en iguales circunstancias.
El camino de llevar a MCM a la presidencia es el más difícil y tortuoso pero es el camino correcto y hay que recorrerlo
montoroe@yahoo.es
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