José Aranguibel

“La mayor gloria no es no caer nunca, sino levantarse siempre”.

Nelson Mandela

Usted que ha comenzado a leer este artículo deténgase y piense, por un instante, que tiene frente a sus ojos un rompecabezas. Sus piezas no están ordenadas, arregladas, sino tiradas en cualquier dirección, totalmente revueltas, dispersas y desordenadas.

¿Ya lo hizo?. Que bien, porque así usted recordará lo que era la imágen que tenía el estado Zulia antes del 21 de noviembre del año 2021, cuando gobernaban los problemas, el abandono, la destrucción, el desorden, la impunidad, la confusión y el caos.

Seguro alguno dirá que exagero, pero reconforta saber que la mayoría no lo cree así, porque en las elecciones de 2021, la oposición venezolana en esta parte del país, dirigida por Manuel Rosales Guerrero, logró una victoria abrumadora, aplastante y contudente al ganar la Gobernación del Zulia, 15 de 21 alcaldías, 9 de 15 diputados del Consejo Legislativo y la mayoría de las cámaras municipales y concejales.

Claro, no hay que olvidar que recuperar al estado Zulia no fue cosa fácil ni tampoco un regalo de la Divina Providencia, cuando lo dirigía el exgobernador Omar Prieto Fernández, calificado de haber sido el peor, más ineficiente y de menor capacidad gerencial, según los resultados de satisfacción social durante sus cuatro años de gobierno.

El nivel de destrucción del estado Zulia era de terror, pero aún más ha sido reconstruirlo, ordenarlo y ponerlo a funcionar al servicio de la gente en el ámbito de las competencias que le asigna la ley al gobierno regional y a las alcaldías.

No ha sido nada fácil. Sin embargo, hoy cuando todavía falta mucho, otra es la cara de la población. El cambio de actitud, frustración y la desesperanza por la alegría, optimismo, confianza y un mejor ánimo puede percibirse en los rostros a pesar del episodio del 28J.

Durante el anterior período las expropiaciones de empresas privadas fueron un revés para la economía del principal estado de Venezuela, que afectó el empleo, generó desconfianza, alejó la inversión, encareció la comida y creó escasez de productos básicos.

Además, la ineficiencia de los servicios de salud, educación, aseo urbano, electricidad, vialidad y el deterioro de la infraestructura pública, entre otros, agravó la calidad de vida de la gente.

Quizá la responsabilidad o culpa del exgobernador oficialista sea lo menos trascendente para analizar a fondo su gestión en estas líneas, cuando recordamos la tragedia, malos ratos y el sufrimiento de la población.

Eso pudo evitarse si la conducta absurda, inexplicable y de enanismo mental de Juan Pablo Guanipa hubiese sido otra al dejar botada la responsabilidad de dirigir los destinos del Zulia y echar, a última hora, la confianza de más de 700 mil electores en la papelera de la historia política regional.

Recordemos que hubo una nueva elección entre Omar Prieto Fernández y Manuel Rosales Guerrero que ganó el primero. Al actual Gobernador del Zulia no le bastó esa vez poseer buenas credenciales de gerente público exitoso para salir victorioso.

Tuvo en su contra la abstención electoral promovida por Juan Pablo Guanipa y otros sectores opositores radicales dentro y fuera del país. La tragedia que vino en los cuatro años siguientes usted ya la sabe.

El triunfo de la gestión que cumple este jueves tres años en la Gobernación del Zulia y en 15 alcaldías, donde en algunas el oficialismo tenía dos o tres períodos seguidos, tuvo mucho que ver con la recuperación de la confianza en el liderazgo de los ganadores.

Ese logro obedeció a la unidad política de una verdadera coherencia del discurso entre caras nuevas y otras conocidas. La dispersión, los egos o la envidia no tuvo esa vez asidero. La época de la mentira, el engaño y la insinceridad quedaron atrás.

Manuel Rosales Guerrero en la gobernación; Ely Ramón Atencio en Rosario de Perijá; Nidia de Atencio de la Cañada de Urdaneta; Alenis Guerrero de Santa Rita; Ramón Bracho de Baralt o Jhony González de Sucre, fueron reelectos luego de años alejados de esos cargos.

También, digamos, otras caras nuevas con liderazgo propio local y el empujón de la figura de Manuel Rosales Guerrero garantizó el resultado del 21N de 2021. Aquí volvió a repetirse la máxima del «portaviones» a pesar que en el camino andado en la política a algunos se les «ven las caras, pero nunca el corazón»».

Además, buscando respuestas, asumiendo, sin esconderse de la gente, dando la cara en la calle a los problemas del día a día de la población, aún cuando limitados de recursos, sin equipos o habiendo recibido despachos desmantelados, destruidos y sin saldo bancario alguno, ha sido parte de la tragedia que ha ido superándose en estos tres años de gestión.

Además, no hay que olvidar que la limitante o el cerco financiero que ha vivido la Gobernación del estado Zulia y las 15 alcaldías ha sido permanente. Sin embargo, el «lloriqueo» o las excusas no han impedido ir resolviendo problemas encontrados por las autoridades electas en 2021.

La asfixia de recursos, por ejemplo, no golpeó a la gestión estatal o municipal del que disfrutaron los anteriores administradores del chavismo. El disfrute de recursos adicionales del situado constitucional ha venido en descenso y otros eliminados, por ejemplo, como el referido a peajes, puente, puertos y aeropuertos que ha dejado de llegar el mismo tiempo que los ganadores cumplen años este jueves.

Los recortes del presupuesto sobran, pero no la inercia, desgano o la parálisis en solucionar los problemas que la gente mira, nota y observa. Es, a buen entendedor, hacer de tripas corazones con pocos recursos invertidos en obras, programas sociales y servicios indispensables.

El rescate o reconstrucción de colegios adscritos a la Gobernación del Zulia en cualquier municipio que poseen ambientes cómodos, garantía de agua, buena iluminación, sala digital, impermeabilización, pintados, limpios, sanitarios higiénicos y la reactivación del comedor escolar ha llevado al incremento de la matrícula.

En otra área que destaca un esfuerzo en conjunto la atención en muchos centros clínicos, ambulatorios y grandes hospitales no son el reflejo del aspecto que presentaban tres años atrás. Su planta física mejorada o en proceso, dotación y suministros de medicamentos, insumos y equipos contrasta con lo que había en el pasado.

En vialidad la Gobernación del Zulia y las alcaldías han recuperado en buena medida la capa asfáltica en importantes vías, calles y avenidas de ciudades, barriadas, urbanizaciones, sectores populares y rutas de transporte público. Otro esfuerzo que contrasta con lo que existía no hace mucho.

Otras acciones están dedicadas a programas sociales que benefician directamente a los zulianos donde están, por ejemplo, mercados populares, exámen gratuito y entrega de lentes correctivos, operaciones selectivas, suministro de medicamentos y jornadas de atención médica y donación de equipos ortopédicos.

Asimismo, el desarrollo de programas educativos de las becas JEL, Saber y Emprender, masificación del estudio de la robótica, créditos a emprendedores y, además, a pequeños y medianos productores agropecuarios olvidados durante años, entre otros.

Tres años marcan la diferencia. Un pasado y el presente. No es querer sino poder. «Si no vas a hacerlo no lo digas. Si no vas a cumplirlo no prometas. Y si no vas a querer, no ilusiones. Así de simple»

¡Amanecerá y Veremos!.

José Aranguibel Carrasco  – CNP-5003

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