Orlando Cuicar
Si los activistas políticos del Zulia se trazan la meta de llevar al Zulia al sitial de honor que nuestros iconos productivos del pasado nos dejaron como legado haber sido; el Estado con mayor soporte al PIB, mayor productor de petróleo, carbón, carne y leche, plátanos y cacao, camarones. Con un directorio significativo de 759 empresas manufactureras, seis pujantes zonas industriales, con un comercio exterior de 6 mil millones de dólares con productos exportados a Colombia.
Con una matrícula universitaria de 75 mil estudiantes varios periódicos de circulación nacional, tres televisoras y un parque automotor de 3 millones de vehículos unido a una flota pesquera considerable que abastecía el mercado zuliano y parte del mercado nacional, y hoy todo destruido porque los llamados líderes políticos estuvieron más interesados en defender a sus amos centralistas con un pésimo conocimiento de la importancia de la economía productiva pisoteada por la política rastrera atrasada basadas en el populismo más abyecto y destructivo existente en el planeta, nuestro políticos de bajos e inservibles conocimientos no fueron capaces de honrar proteger y continuar la obra del desarrollo de Zulia y hoy nuestros técnicos petroleros y gran parte de sus fuerzas productivas sobreviven algunos bien y otros sobreviviendo en tierras ajenas y lejanas.
El discurso de un Estado Libre Productivo en una arquitectura nacional federativa es extraño para estos activistas políticos populistas, todos esperan que alguien asuma la carga de sus proyectos de vida particulares y por eso se enfrentan a muerte más por defender micro espacios de poder político efímero y fugaz antes que luchar en conjunto por una patria grande fuerte y poderosa y eso solo se construye a través del fortalecimiento a de las regiones y empoderamiento de los ciudadanos.
Estamos pobres arruinados y sin futuro predecible porque el modelo que nos nos llegaron los amos del y las nomenclaturas y castas políticas que han gobernado entendieron perfectamente bien como vivir del estado pero sin trabajar ni producir y para ello sus herederos son hoy los micro partidos políticos portátiles sin militancia de organización rígida y propietarios eternos de corte hereditario.
El Zulia hoy es el patio trasero de Caracas, con nuestro escaso petróleo y actividad económica destruida sin zonas industriales, bancos ni mercado de capitales, nuestro impuestos y el producto de los yacimientos, van a parar a la capital enviando para nuestro estado las migajas para subsistencia, pero de paso, es desde la capital donde se encogen a dedo quienes nos deben gobernar sin importarles sus capacidades gerenciales ni éticas demostrables, que unidas derivan en el espíritu de mala gobernanza, mediocre gobernabilidad y cero desarrollo económico sustentable y permanente.
El Zulia necesita que esas voces del activismo político se integren o constituyan con los profesionales, empresarios, sindicatos, gremios y representantes juveniles sin la impronta política de las facciones que solo existen para alcanzar poder exclusivo, y preparar un Contrato Social parido en nuestro Estado para indicarle a los que gobiernan y gobernará y decirle » Esto es lo que el Zulia debe tener por derecho propio productivo «. Mientras el Zulia no despierte seguiremos continuamente cambiando a los diferentes amos que pasan sin pena ni gloria y el Zulia se hace cada vez más pobre y menesterosa, todo se puede pero nunca hasta que algún día se tendrá un Gobierno amplio y suficiente tendido sobre la coexistencias de bastos sectores de que de manera democrática y transparente canalicen la adrenalina productiva de los zulianos.
El Zulia será de nuevo algún día el primer Estado del País, solo cuando la adrenalina combativa de sus activistas políticos despierten y se pongan al servicio del desarrollo autónomo, sostenido y descentralizado que la patria necesita.
La pelea entre fanáticos es estéril y es el entretenimiento que las castas políticas asentadas en la capital con sus pro cónsules en nuestro Estado necesitan para gobernar cómodamente.
Coordinación Sala de Redacción, Lcda. Amarilis Romero, CNP 12267
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