Con la mayor cantidad de precariedades ante la vista de dirigentes políticos parroquiales, municipales y regionales, la señora Lissett Avila levanta a sus siete hijos en el pleno sector de la parroquia Santa Lucia, en Maracaibo.

El caso de la señora Lissette Ávila, una mujer venezolana aproximadamente de 60 años de edad, que actualmente está levantando sola a sus siete hijos: seis varones y una hembra. Y quizás, muchas mujeres en el Zulia se puedan sentir identificada con esta situación, pues ella y su familia residen en el Sector Valle Frio, calle 81, sector Los Caracas, y para ser más específicos detrás del Sedemat, en plena parroquia Santa Lucía.

En esta parroquia, además de los lideres religiosos, pareciera no hay interés por parte de a dirigencia política, tanto de las oposciones como de los oficialistas que no se interesan por las comunicades, ni las familias, ni el futuro de la juventud.

En una visita realizada a su humilde vivienda, la señora Lissette comentó que anteriormente vivían en la Urbanización Coromoto, municipio San Francisco del estado Zulia, junto a su antigua pareja tenían una venta de repuestos automotrices, lamentablemente la desgracia les tocó la puerta cuando se les incendió su apartamento y perdieron todos sus bienes materiales.

Tiempo después su esposo los abandonó sin dar explicaciones, averiguando por el consulado italiano se enteraron que el padre de sus hijos se encuentra en los Estados Unidos, con el pasaporte que selló y se conoció que ese fue su destino.

Desde ese entonces ha empezado una pesada cruz para esta vecina maracaibera ante la indiferencia oficial, pues ellos tuvieron que abandonar al municipio San Francisco y trasladarse a Maracaibo para llegar a un espacio “inhabitable que le ofreció su mamá”; la casa no tiene techo, las paredes están totalmente deterioradas, no tienen baños, menos cocina. Ella, con sus siete chamos duermen en un solo cuarto, ya ni el tanque para almacenar el agua pueden usar porque se les rajó en dos y no ha habido forma de lograr una donación.

Con toda esa situación, la señora Ávila no pierde la esperanza de sacar a su familia adelante, ella sabe de panadería y pastelería, los hijos saben de barbería pero no tienen un curso que los certifique ni instrumentos para trabajar, y aspiran que algún nivel de gobierno les tienda la mano, bien sea Alcaldia, Gobernacion, Corpozulia o alguna de las tantas dependencias creadas por el gobierno nacional, Ellos anhelan montar su propio emprendimiento.

El futuro del país

Los chamos necesitan continuar sus estudios académicos, los mayores incluso cedulación, para poder trabajar, por esa razón la señora Lissette hace un llamado,  para que el Gobernador Manuel Rosales, el alcalde Rafael Ramirez o Gustavo Fernandez de donde tuvo que emigrar, o cualquiera de los representantes de gobierno de presidente Nicolás Maduro para envíen a funcionarios que puedan visitarlos y conocer su caso y, de esa manera certificar las precarias condiciones en las que una familia venezolana pueda vivir en “su pobreza extrema”. Su mayor aspiración es mejorar sus vidas aportando con productividad ya que no desean será parásitos de la sociedad.

Para certificación sanitaria, se tiene a la vista exámenes médicos  donde todos salieron sanos de consumir sustancias psicotrópicas o estupefacientes, son muchachos sanos completamente, según certifican vecinos de Valles Frios de los sectores Caracas y Cuevas del Humo.

Con información de www.nerigoarcia.info

Coordinación Sala de Redacción, Lcda. Amarilis Romero, CNP 12267   

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