Un estudio internacional relaciona la exposición temprana a la toxina bacteriana colibactina. Esta deja una ‘firma mutacional’ en el ADN, tres veces más frecuente en pacientes jóvenes

Un estudio internacional relaciona la exposición temprana a la toxina bacteriana colibactina

Un reciente estudio publicado en la revista Nature vincula el aumento de los casos de cáncer de colon en personas menores de 50 años con una infección durante la infancia por la toxina bacteriana colibactina.

Esta investigación internacional, liderada por la Universidad de California, en San Diego, (Estados Unidos), ofrece nuevas pistas sobre el desarrollo temprano de este tipo de cáncer, que históricamente ha estado asociado con el envejecimiento.

Los expertos determinaron que la colibactina, una toxina producida por ciertas bacterias del colon y el recto, puede inducir daños en el ADN de las células intestinales.

El análisis, que incluyó 981 genomas de pacientes diagnosticados con esta enfermedad en once países, identificó patrones específicos de mutaciones provocadas por esta toxina.

Mutaciones en jóvenes con cáncer colorrectal

El estudio reveló que estas alteraciones en el ADN, conocidas como “firmas mutacionales”, son 3,3 veces más frecuentes en pacientes menores de 40 años que en aquellos mayores de 70.

Además, estas mutaciones resultaron ser “especialmente prevalentes” en regiones del mundo donde se registra una alta incidencia de cáncer colorrectal en jóvenes.

“A medida que profundizábamos en los datos, uno de los hallazgos más interesantes y llamativos fue la frecuencia con la que las mutaciones relacionadas con la colibactina se daban en los casos de aparición temprana”.

Así lo afirmó Marcos Díaz Gay, primer firmante del estudio y jefe del nuevo Grupo de Genómica Digital del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Díaz Gay explicó que cada agente cancerígeno deja una huella genética única, una especie de firma mutacional que permite rastrear su origen. No obstante, reconoció que la distribución de estas causas puede variar entre países.

Los expertos determinaron que la colibactina, una toxina producida por ciertas bacterias del colon y el recto, puede inducir daños en el ADN de las células intestinales

Una exposición temprana con consecuencias décadas después

Ludmil Alexandrov, autor principal del estudio y científico de la Universidad de California en San Diego, señaló que “estas firmas mutacionales son una especie de registro histórico en el genoma. Apuntan a que la exposición a la colibactina en etapas tempranas de la vida favorece el cáncer colorrectal de aparición precoz”.

Hasta ahora, no se había identificado una causa concreta para explicar el crecimiento de los casos de cáncer colorrectal en adultos jóvenes. La mayoría no presentan antecedentes familiares ni factores de riesgo comunes como la obesidad o la hipertensión.

Sin embargo, los investigadores apuntan que adquirir una de estas mutaciones alrededor de los diez años podría adelantar el desarrollo del tumor a los 40 años, en lugar de los 60.

Alexandrov también enfatizó que este descubrimiento “apoya firmemente” la idea de que bacterias productoras de colibactina podrían “colonizar silenciosamente” el intestino de los niños, generando cambios moleculares en su ADN desde edades muy tempranas. Aunque se necesita más evidencia para confirmar una relación causal, el investigador remarcó la importancia de seguir indagando.

Posibles nuevas estrategias de prevención del cáncer

Durante el estudio, también se detectó que las firmas mutacionales vinculadas a la colibactina aparecen con mayor frecuencia en países como Argentina, Brasil, Colombia, Rusia y Tailandia.

Esto sugiere que factores ambientales locales podrían influir en la prevalencia del cáncer, aunque todavía no se ha determinado con precisión cuáles serían esos factores.

“Esto cambia nuestra forma de pensar sobre el cáncer. No se trata solo de lo que ocurre en la edad adulta, sino también en la primera década de vida, quizá incluso en los primeros años”, dijo Alexandrov.

Ante estos hallazgos, el equipo de científicos ya explora alternativas como el uso de probióticos para eliminar de manera segura las cepas bacterianas perjudiciales. Asimismo, están desarrollando métodos de detección temprana que permitan identificar en muestras fecales mutaciones relacionadas con la colibactina.

Este trabajo forma parte del Mutographs of Cancer-Cancer Research UK Grand Challenge Project, un esfuerzo colaborativo entre la Universidad de California en San Diego, el Wellcome Sanger Institute (Reino Unido) y la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer.

Su objetivo es identificar patrones de mutaciones causadas por agentes ambientales como toxinas bacterianas, tabaco, alcohol y radiación UV.

Sin embargo, la continuidad de este tipo de investigaciones podría estar comprometida. Alexandrov advirtió que estos proyectos están “en peligro” debido a los recortes propuestos a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, que actualmente financian una parte “sustancial” de sus actividades.

“Si los recortes presupuestarios a los NIH afectan a nuestra capacidad de realizar este trabajo, esto constituirá, en mi opinión, un duro golpe para la investigación del cáncer no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo”, afirmó Alexandrov, quien insistió en que este tipo de estudios a gran escala son fundamentales para alcanzar descubrimientos de gran impacto.

“Para seguir investigando nuestras hipótesis y desarrollar intervenciones seguras y éticas, vamos a necesitar decenas de millones de dólares (…) Esta investigación tiene implicaciones importantes para la salud futura de los niños de todo el mundo. Sin un apoyo adecuado, resultará muy difícil acabar de comprender y abordar este problema”, concluyó

Lcda. Jaira Molano – CNP 25040 @JairaMolanoNews

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