La inteligencia artificial, o IA, es un campo que seguramente transformará el mundo. Pero, ¿cómo funciona exactamente? Para entenderlo, es útil imaginar que la IA es como un cerebro artificial, capaz de aprender y tomar decisiones. Aquí tienes una explicación sencilla de este proceso.

La mayoría de las IA modernas utilizan una técnica llamada «aprendizaje automático» (o «machine learning» en inglés). Esto imita al cerebro humano.

Cuando una persona aprende a reconocer perros, primero ve muchas imágenes de perros, y luego, de forma instintiva y automática, llega a reconocer un perro sin pensarlo. Con el tiempo, se vuelve capaz de decir si una nueva imagen, nunca antes vista, representa un perro o no. Esto es exactamente lo que hace una IA, pero lo hace mucho más rápido y con una cantidad fenomenal de imágenes para aprender.

Para que la IA aprenda, utiliza «redes neuronales». Estas redes están inspiradas en las neuronas del cerebro humano. Una red neuronal artificial está compuesta por varias capas de neuronas interconectadas. Cada neurona recibe información, la transforma de forma simple y luego la envía a las neuronas siguientes. Ajustando las conexiones entre estas neuronas (un proceso llamado «entrenamiento»), la IA se vuelve cada vez más precisa.

Para aprender, la IA necesita muchos datos. Estos datos pueden ser imágenes, textos, sonidos, etc. Por ejemplo, para que una IA reconozca rostros, primero debe ver miles de fotos de rostros. Cuantos más datos variados reciba la IA, mejor podrá aprender y adaptarse a nuevas situaciones.

Para que una IA se vuelva efectiva, debe entrenarse. El entrenamiento consiste en pasar muchos datos a través de la red neuronal, ajustar las conexiones entre las neuronas y repetir este proceso una y otra vez. Cuanto más se entrena la IA, más precisa se vuelve en sus predicciones y decisiones.

Una vez terminado el entrenamiento, cuando la red neuronal recibe una entrada, como una imagen, los datos pasan por las diferentes neuronas. Cada neurona transforma ligeramente la información, y esta transformación continúa a través de todas las capas de la red. Finalmente, la red indica, con un buen nivel de confianza, si se trata de un perro, un rostro u otra cosa. Gracias a este entrenamiento intensivo, la IA puede hacer predicciones precisas basándose en las características aprendidas durante el entrenamiento.

Hoy en día, la IA está cobrando importancia en muchos campos. Ayuda a los médicos a diagnosticar enfermedades, a los coches a conducirse solos, y a los asistentes virtuales o chats a entender y responder preguntas. La IA promete revolucionar la forma de vivir y trabajar, y su potencial es inmenso.

Jaira Molano por via de Techno-Science

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