Sumario: Cuando los cinco hermanos llegaron, Giuseppe (+) y su esposa Concetinna (+) eran empleados de alguna de las muchas contratistas que tenían el encargo en la construcción de la obra civil más importante de Venezuela y América Latina, el puente «General Rafael Urdaneta» sobre el Lago de Maracaibo
No haber nacido en el estado Zulia no hizo la diferencia en Luigi De Salvo Cardullo, (+). Amó esta tierra como a su natal Messina, sur de Italia, donde vino al mundo el 2 de septiembre de 1.938. Vivió 67 años en la Tierra del Sol Amada donde echó raíces, desarrolló su talento y dejó huella en la ciencia médica, su gran pasión, cuando «tempranamente comprendió la importancia de la educación», dice Dalila, médico y una de sus tres hijos.
Luigi De Salvo Cardullo (+) es el protagonista de Gente Que Hace Grande la Historia del Zulia, III entrega . Su ausencia física es una realidad que a todos nos tocará algún día. Un poco antes o después lo sabemos, pero el ¿cuándo y dónde? es un enigma. Muy distinto a que uno no es de donde nace, sino de donde vive, crece y desarrolla la vida. Su legado, en cualquier faceta, trasciende la condición de no haber nacido en el estado Zulia.
Eso lo entendieron Giuseppe De Salvo (+) y Concetinna Cardullo de De Salvo, (+) padres de Luigi (+), Santina (+), Francesco (+), Doménica (+) y Corrado, único vivo, actualmente residenciado en Argentina. La Segunda Guerra Mundial, –terminada en 1.945–, abrió una profunda huella de destrucción, hambre y miseria en Europa, donde la supervivencia de la gente no era garantía para todos los sobrevivientes.
A Giuseppe (+) y Concetinna (+) les tocó tomar la decisión más importante de sus vidas para garantizarle una mejor calidad de vida a sus cinco hijos menores de edad. Tuvieron la valentía, determinación y firmeza de embarcarse en el buque «Américo Vespucio» y tomar rumbo a un país llamado Venezuela, llegando a La Guaira en 1.955. Si no hubiesen dado ese paso la historia de Luigi (+) y su familia quizá no estaría registrada en el libro de vida en la tierra que les abrió sus brazos.
A cargo de sus hermanos
La tarea de Luigi (+), –el mayor de los hermanos–, le quedó grabada en la memoria. No fue fácil para un joven de 17 años, –encargado por papá y mamá–, a cuidar o ser el chaperón de dos varones y dos hembras. Una de ellas, Doménica, la zurrapa –última del matrimonio– quien años después alcanzaría fama internacional al formar dueto con el desaparecido cantante italo-venezolano, Roberto Luti.
Tíos y tías ayudaron también a cuidar a sus sobrinos en ausencia de sus padres. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo cuando la buena noticia del reencuentro familiar llegó con la compra de los boletos que su papá pudo hacer desde Venezuela. Eso llenó de alegría a los adolescentes, próximos a cruzar el inmenso Océano Atlántico, acompañados de algunos familiares.
Llega a trabajar en el puente
El joven Luigi (+), dice su hija Dalila, sin ser mayor de edad era a esa corta edad un adolescente disciplinado, organizado, responsable y poseedor de una madurez mental muy precoz. Los valores del hogar y las vivencias de un conflicto bélico que a todos tocó de muy cerca, pudo haber influido en buena medida a moldear una personalidad de adulto en el hijo mayor del matrimonio De Salvo Cardullo.
Cuando los cinco hermanos llegaron, Giuseppe (+) y su esposa Concetinna (+) eran empleados de alguna de las muchas contratistas que tenían el encargo del gobierno del dictador, Marcos Pérez Jiménez, en la construcción de la obra civil más importante de Venezuela y América Latina en esa época, el puente «General Rafael Urdaneta» sobre el Lago de Maracaibo.
El era obrero, ella cocinera junto con decenas de otras personas preparaba el menú que alimentaba tres veces al día, a cientos de miles de obreros, ingenieros, arquitectos, topógrafos, técnicos, maquinistas, marinos y personal proveniente de países de cualquier lugar del mundo. «El», asegura Dalila, «como era el mayor comienza a trabajar con mis abuelos. Sabía que había que ayudar. Luego estudia en el Instituto Narciso López en la avenida Padilla», ya desaparecido.
El valor del estudio
«Siempre quiso estudiar, comenzó la contaduría mientras convalidaba los estudios de bachillerato de Italia en Venezuela. Mientras estudiaba era italiano, porque en aquel momento no existía la posibilidad de tener varias nacionalidades», asegura su hija.
-¿Tuvo problemas con el idioma?.
«Si», dice y agrega sonriendo, «siempre, siempre, siempre mi papá tuvo el acento italiano y el pelo blanco. El se gradúa en el Narciso López y obtiene una oferta laboral en Ondas del Lago, en radio y televisión con Gilberto Correa. Allí llevaba la contabilidad, pero siempre quería estudiar más.
«Quería ser médico. Desde niño tenía pasión por la medicina. Cada vez que hablaba con él me decía que nació con esa pasión de servir y ayudar. Le encantaba la medicina al punto que murió y dejó publicados 86 trabajos a nivel mundial», afirma.
A los 27 años ingresa a LUZ
La perseverancia, constancia y alcanzar la meta que tenía escrita en el libro de su vida, llevó a Luigi De Salvo Cardullo (+) a ingresar a la Universidad del Zulia a estudiar medicina a la edad de 27 años.
«Era el estudiante más viejo en ingresar a medicina, porque todos ingresaban a la edad de 18 años, aproximadamente. Entró a los 27 y se graduó a la edad de 34 años. De allí se va a hacer la rural en Caja Seca cuando comienza a estudiar la parasitosis. En ese momento estaban –en el área rural– el médico y el brujo. Primero, la gente consultaba al brujo y después al médico.
«Papá comenzó a investigar y a hacer publicaciones. La primera, la premia el Rotary Club en 1.973 y es designado Médico Rural del Año. En ese momento era muy emblemático el grupo hematólogo, porque estaba la fundación del Banco de Sangre del estado Zulia y el Instituto Hematológico de Occidente. Le ofrecen el postgrado, cuando quería ser ginecólogo, pero le hablan del apasionante mundo y dijo que si».
Estudio y especialización
El cambio de dirección en sus planes de profesionalización sumergieron a Luigi De Salvo Cardullo (+) en el mundo fascinante del estudio de la ciencia hematólogica que en el estado Zulia ha tenido a figuras insignes, de excelente capacidad profesional y académica, entre ellos, el doctor Jesús Weir Medina, todavía activo en la consulta privada y al desaparecido médico Alonso Núñez Montiel. Ambos animaron al novel colega a abrir nuevos caminos en el aún incipiente campo de la hematología regional.
Su hija, Dalila De Salvo, también una autoridad en hematología afirma que su papá, «cuando dijo que si, inició su pasión por el microscopio y la morfología celular», asegurando que, «comenzó el postgrado en el Hospital Universitario y el Banco de Sangre». Luego cuando viajó a Inglaterra perfeccionó su conocimiento, formación y aprendizaje al obtener una beca del programa Gran Mariscal de Ayacucho, creado en la gestión del expresidente, Carlos Andrés Pérez.
«En Londres –donde estuvo tres años– asiste a su especialización en laboratorio de células blancas, leucemia o cuentas blancas y cuando regresa, tuvo ofertas de quedarse en Italia porque era italiano, pero regresa a Venezuela y tuvo que renunciar a su nacionalidad italiana. No existía la doble nacionalidad. Sacó la cédula venezolana e inició su ejercicio. Venezuela me lo dio todo, me regreso, voy a pagarle», recuerda su hija las palabras que decía su padre.
Otro reto asumido
Cuando regresa de Londres, al doctor Luigi De Salvo Cardullo (+), su constancia le valió la alta responsabilidad de dirigir, –aperturar nuevecito de paquete–, el primer laboratorio nacional de citometría de flujo que diagnosticaba casos de Colombia y Venezuela, entre ellos, leucemia y enfermedades hemato-oncológicas.
«El como venía preparado de Europa dirige el primer laboratorio en Venezuela en el Instituto Hematológico de Occidente bajo la dirección del doctor Jesús Weir Medina.
Eran contemporáneos en edad sólo que mi papá se graduó más viejo. El doctor Weir fue profesor de papá y después cuando regresa de Londres, estando de jefe, le entrega a papá la primera jefatura del laboratorio.»
El amor llegó de Cabimas
Luigi De Salvo Cardullo (+) y sus cuatro hermanos atravesaron el Océano Atlántico en un mes y al llegar a La Guaira, estuvieron en «cuarentena» obligatoria por algo más de 40 días por disposición de las autoridades sanitarias en el caso de los inmigrantes que llegaban al país.
Obviamente, buen espacio, confort y comodidad fue lo menos que tuvieron los cinco hermanos a su salida de Italia hasta llegar a la tierra prometida y pisar «el paraíso» tal como calificaban a Venezuela miles de hombres y mujeres, familias enteras, que llegaron a la patria de Simón Bolívar, donde recibían cariño, solidaridad y atenciones.
Al hijo mayor de Giuseppe (+) y Concetinna (+) le brotó un molesto acceso en su espalda que obligó a buscar opinión médica que determinó que debía ser internado en el Hospital Chiquinquirá, donde quizá sin buscárselo, halló al amor de su vida, a la mujer que además de curarle la dolencia, selló con él una unión matrimonial de más de cinco décadas. El enlace que después los llevó al altar, posteriormente, traería alegría al nuevo hogar zuliano con el nacimiento de Gina, Dalila y Luigi.
Victoria Marín, nacida en Cabimas y profesional de la enfermería en el Hospital Chiquinquirá, le sería asignado el cuido sanitario de aquel italiano que no hablaba «ni papilla» el español, pero que se hacía entender cuando el Rey del Amor rompió el hielo entre ellos y logró flecharles el corazón y unirlos hasta la muerte de Luigi en 2.022 a la edad de 83 años. Ella aún, llena de vida, continúa disfrutando a sus tres hijos, seis nietos y tres bisnietos.
El «algo» que faltó
Triste, afligida y algo apesadumbrada no sólo por el significado de ser una de sus tres hijos, sino además colega del gran médico hematólogo, su héroe, amigo, consejero y luz que iluminó su camino, Dalila De Salvo, confiesa que «me gustaría concluir diciendo que a mi padre, probablemente, le faltaron cosas por vivir. Hizo todo lo que quería hacer y cumplió sus sueños y metas
«Luigi De Salvo fue un hombre apasionado por la vida y la vivió a plenitud. Quizá le faltaron cosas por vivir, pero vivió todas las que quiso vivir. Fue un héroe anónimo de la medicina. Digo esto, porque estoy segura que a todos siempre nos quedan cosas que quisiéramos hacer antes del momento de partir. El, así me lo decía», asegura.

A los 34 años de edad, Luigi De Salvo Cardullo, obtiene el título de médico cirujano en LUZ, pensando en ser ginecobstetra, pero el cambio de opinión lo convierte en otro pionero de la ciencia hematológica en el Zulia.

Su hija, Dalila, dice que su papá, «Luigi De Salvo fue un hombre apasionado por la vida y la vivió a plenitud. Quizá le faltaron cosas por vivir, pero vivió todas las que quiso vivir.

Giuseppe De Salvo (+) y Concetinna Cardullo de De Salvo, (+) padres de Luigi (+) el día del matrimonio de su hijo mayor con la venezolana, Victoria Marín, nacida en Cabimas.

Corrado, único sobrevivinte, Doménica (+), Francesco (+), Santina (+) y Luigi De Salvo Cardullo, cuando adolescentes cruzaron el Océano Atlántico, llegando a la nueva patria llamada Venezuela.

Dalila De Salvo afirma que su papá tiene el mérito histórico de haber sido pionero en la creación del servicio de hematología en centros de salud privados en Maracaibo, San Francisco y Cabimas.

Sonriendo, su hija Dalila, revela que a su papá le decían, cariñosamente, «el italiano-maracucho», porque los nacidos en Messina son alegres, chistosos, bromistas y escándalosos, demasiado parecidos a los «maracuchos».
Texto: José Aranguibel Carrasco, CNP-5.003. Fotos: Euclides Molleda, CRGV-1.064
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