Este hallazgo, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, cierra una década de incertidumbre sobre el mayor desastre marino documentado en la historia
El descubrimiento abre la puerta a nuevas preguntas cruciales. Los expertos se centran ahora en entender los factores que desencadenan la enfermedad y la resistencia de algunas especies
Diez años después de la misteriosa epidemia que ha diezmado las poblaciones de estrellas de mar en la costa oeste de Norteamérica, los científicos dieron con el culpable.
Un equipo de investigadores identificó a una bacteria, la Vibrio pectenicida, como la responsable del llamado síndrome del desgaste. Esta enfermedad viene provocando catástrofe ecológica sin precedentes.
Este hallazgo, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, cierra una década de incertidumbre sobre el mayor desastre marino documentado en la historia.
Desde 2013, miles de millones de estrellas de mar —de más de 20 especies diferentes— han desaparecido en un vasto territorio que se extiende desde Alaska hasta México. Los científicos del Instituto Hakai de Canadá explican que el patógeno, una cepa de la bacteria Vibrio pectenicida, inicia una enfermedad devastadora que empieza con lesiones externas y culmina con un proceso que «derrite» los tejidos del animal en apenas dos semanas. Las estrellas de mar afectadas se retuercen y pierden sus brazos, desintegrándose en un proceso doloroso y letal.
El estudio se centró en la estrella de mar girasol (Pycnopodia helianthoides), un depredador clave en el ecosistema, con hasta 24 brazos y el tamaño de una rueda de bicicleta.
Según EFE, en la última década, el 90% de su población ha sido exterminada. Actualmente, por esa razón, fue llevada a la categoría de «en peligro crítico de extinción» en la Lista Roja de la La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)
La desaparición de las estrellas de mar girasol ha provocado un efecto dominó en el ecosistema.
«Cuando perdemos miles de millones de estrellas de mar, la dinámica ecológica cambia radicalmente», explica Melanie Prentice, una de las autoras de la investigación. Sin su principal depredador, las poblaciones de erizos de mar se han disparado, devastando los bosques de algas marinas. La pérdida de estos hábitats tiene un impacto directo y duradero en todas las especies marinas y en la vida humana que depende de ellas.
Un misterio de 10 años y un camino a seguir
Durante más de una década, la ciencia ha debatido sobre las causas de esta enfermedad.
Los primeros estudios apuntaban a un densovirus, pero la evidencia experimental y molecular no fue consistente. Ahora, con la identificación de un patógeno bacteriano vivo, los científicos pueden enfocar sus investigaciones de forma más precisa.
El descubrimiento abre la puerta a nuevas preguntas cruciales. Los expertos se centran ahora en entender los factores que desencadenan la enfermedad y la resistencia de algunas especies.
Una de las principales hipótesis es la relación entre el patógeno y el aumento de la temperatura del océano, ya que se sabe que la bacteria Vibrio prolifera en aguas cálidas.
El futuro de las estrellas de mar podría depender de nuestra capacidad para protegerlas de esta bacteria y de los cambios en su entorno.
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