Por: Jairo Silva González

En el artículo anterior nos referimos a la diferencia evidente entre el egoísmo y el interes propio, plasmado por Adam Smith en su pensamiento económico.

Smith en su obra «La Riqueza de Las Naciones» afirma con rigor científico la manera como actúa la Mano Invisible «Cada individuo motivado por su interés es frecuentemente guiado por una mano invisible para generar el bienestar público». Detengámonos aquí, para Smith, el interés tiene un asidero moral. Vamos al caso, en el ejemplo puesto por Adam, el panadero, el cervecero y el carnicero dotan de sus productos a la sociedad, no por simple benevolencia, sino que el panadero, el cervecero y el carnicero lo hacen porque tienen un interés, ellos tienen un beneficio y la sociedad obviamente obtienen un beneficio, de esta relación reciproca nace la teoría de la microeconomía tal cual como la conocemos hoy.

Es que además Adam, dice «El interés frecuentemente» , frecuentemente significa no siempre, pero también podemos concluir que en esa afirmación Smith deja claro que las iniciativas individuales producen bienestar público. Tomemos en cuenta las raíces filosóficas del progenitor de la economía fundamentada en el individualismo verdadero, es decir, toda acción humana deriva en beneficio para la sociedad.

Pero Adam Smith, también afirma que el individuo motivado por su interés, produce una consecuencia no intencionada, es decir, esta consecuencia no intencionada que dimana el individuo origina una reciprocidad positiva con sus congéneres.

Sin lugar a dudas Adam Smith, expresa con vehemencia, con argumento y logica la naturaleza de la mano invisible, claro está, la mano invisible al guiar la acción del individuo produce el bienestar público.

Siguiendo en este mismo orden de idea, en el pensamiento económico del escocés, esta bien definido que no es la división del trabajo el zócalo de la economía política, sino que es el intercambio de bienes  originado por la mano invisible, dicho de otro modo es inmanente al hombre la propensión a intercambiar bienes. Esta propensión es originada por el lenguaje y la razón del hombre.

Además, ésta propensión al intercambio es antiquísima, se remonta a los primeros años del hombre en la tierra, primero los hombres económicamente se relacionaban mediante el trueque, luego al existir remanente de bienes el individuo en sociedad practicó la permuta y finalmente utilizo la disrupción del dinero para ejecutar el intercambio de bienes.

El intercambio da origen a la división social del trabajo y al mercado. Y todo esto es consecuencia de la mano invisible guiadora del bienestar público. Por su puesto Smith refleja claramente en su libro «La Riqueza de Las Naciones», que el intercambio es honesto y deliberado. Estas dos palabras honesto y deliberado no son impuesta por leyes, son prácticas de buenas costumbres de la sociedad, Si se oculta información de un bien, el intercambio no es honesto y si el intercambio no es deliberado, entonces es un robo. Lo honesto y deliberado evita el monopolio en el mercado.

Ciertamente el intercambio origina la división del trabajo y el mercado evidentemente esto origina la competencia y la especialización.

Esto lo analizaremos en el próximo artículo.

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