Lcdo. José Aranguibel Carrasco

«No hay tumba más injusta que la de quien muere en una guerra que no eligió».

Anónimo

Silenciosa, tranquila o calladita pero que golpea demasiado duro el estómago y el presupuesto de cualquier familia, –más en aquellas que pisan el umbral de la pobreza extrema–, es ¿La Otra Guerra? diaria que líbranos los venezolanos para sobrevivir, alimentarnos, no enfermarnos o tener como pagar gastos del hogar que si no se hacen se acumulan como la basura en la calle.

Esa es una realidad insoslayable que nadie puede evitar a menos que no necesite, requiera o esté sin posibilidad de alimentarse, adquirir medicamentos, pagar servicios, reponer algún electrodoméstico fulminado por los apagones o solucionar los imprevistos que nunca faltan en el hogar.

Obviamente, la realidad diaria del venezolano es desigual cuando tenemos sueldos, salarios y pensiones sin capacidad de compra con un bolívar sin valor con respecto al dólar norteamericano. Es ¿La Otra Guerra? que líbranos cada vez que sale el Sol, que desestabiliza a la familia y que nos ha empobrecido en un país rico lleno de pobres.

En la actual circunstancia del país desde que Mr. Donald Trump comenzó a tocar los «tambores de la guerra», alegando combatir el narcotráfico en el Caribe, el ruido, alerta y la alarma de un inminente ataque de la Armada de su país apostada en aguas internacionales frente a la costas de Venezuela, obviamente que ha creado zozobra, desasosiego y temor en la población y en esferas del gobierno venezolano.

Los «partes de guerra» que a diario observamos en las redes sociales, no digo enferma la psiquis de la gente, sino que vulnera la salud mental de los venezolanos, cuando vemos, –dentro o fuera del país–, a conpiscuos «próceres de la libertad», «analistas», influencers, «periodistas» y todo aquel propagandista que cree saber de extremo a extremo de geopolítica, asegurando que los marines sólo esperan la orden de Mr. Trump.

Dice un viejo proverbio que la mejor guerra es la que se evita, pero eso no vale hoy cuando constatamos que el cálculo de esos «peregrinos de la paz» no dice, explica o revela quien va a poner «los muertos». También que llegan al extremo de «poseer» facultades ventrilocuas cuando leen los labios de Mr. Trump. Sin embargo, al no escuchar lo que quieren oír eso los decepciona y desencaja. «Eso no es lo que él quiso decir», han llegado a afirmar.

Mientras, el entretenimiento de Mr. Trump con sus «juegos de guerra» ya llega a cinco semanas, el gobierno de Miraflores, –nada mocho ni dormido en los laureles–, toma sus previsiones bélicas. En tanto, los venezolanos nos hemos convertido en magos de la economía, fundamentalmente en cada hogar, donde los jefes de familia hacen de tripas corazones para que ingreso económico rinda lo más posible.

Poder surtir la despensa para alimentarse, teniendo que enfrentar una inflación galopante, indetenible, que echa por tierra el poder adquisitivo de la gente, no es hoy una tarea sencilla. Sólo imaginar que con el inicio de clases esta semana hay que equipar a los muchachos de vuelta al colegio, a cualquier padre lo aterra descifrar de ¿dónde sacar ese dinero extra?.

El deterioro social que vivimos los venezolanos es una realidad diaria que no puede ser tapada, negada o escondida. La «política económica» del modelo político e ideológico del país ha fracasado estruendosamente, distraída en experimentos anuales de ensayo y error, cual ruleta macabra que la propaganda oficial nos recuerda que el siguiente año será mejor que el presente. Eso lo escuchamos cada fin de año.

La mejor evidencia del deterioro del ingreso familiar lo vemos en la petrificación del salario mínimo, Bs. 130, oo, que no varía o no es modificado desde hace más de tres años, –desde marzo de 2.022–, ubicado por debajo del valor del dólar diario que al cambio del BCV este lunes estaba en Bs. 160, 44.

A todo venezolano debe preocuparle cualquier «agresión» de otro país, pero ¿La Otra Guerra? que golpea más fuerte, si no es corregida en lo inmediato, nos llevará a la desaparición. Poder ir al mercado, farmacia, panadería, pagar pasajes, servicios, comprar ropa, cancelar estudios o disponer de algo de dinero para disfrutarlo con la familia es ¿La Otra Guerra? que venimos perdiendo desde hace rato. ¡Amanecerá y Veremos!

Caricatura: Feyo

José Aranguibel Carrasco. CNP-5.003


Martes 16/9/2.025

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