El defensor de los derechos de los animales Jonatan Palacios antes de ser encarcelado en Venezuela por exigir a las autoridades que investigaran una red de contrabando de combustible.

Jonatan Palacios, liberado después de pasar 930 días en una infernal prisión por tuitear una foto que un funcionario venezolano consideró ofensiva, dijo que deseó la muerte durante su terrible experiencia, abrumado por lo que considera un acto atroz de injusticia cometido en su contra por la justicia que se aplica en Venezuela.

“Yo ya había desistido de vivir, no quería vivir en esas circunstancias y quise morirme” dijo Palacios a periodistas. “Muchas veces deseé la muerte durante esta pesadilla”.

El activista defensor de los derechos de los animales y antiguo residente de Miami dijo que los prisioneros son sometidos a la desesperanza y condenados a vivir bajo condiciones infrahumanas en las prisiones de Venezuela. Mal alimentados, los prisioneros a veces tienen que matar gatos, perros o palomas para complementar la poca y mala comida que obtienen.

Habiendo dedicado su vida a la protección de los animales, Palacios dijo que inmediatamente trató de ayudar a los perros y gatos que corrían libres dentro de la prisión, pero no siempre tuvo éxito. Al final logró salvar a cuatro gatos pequeños que mantuvo en su celda y ahora están con él en Colombia. “Lo único con lo que yo salí de Venezuela fueron esos cuatro gaticos”, dijo.

Pero peor que el hambre constante y el brote de enfermedades que azotan a los reclusos sin que tengan acceso a la atención médica es que un gran número de ellos son en realidad inocentes de los crímenes que se les atribuye, siendo su único pecado el de haber ofendido o estorbado a algún funcionario del régimen.

“Es aterrador lo que yo viví en esa prisión, lo que yo viví todos los días y lo que yo dejo atrás”, dijo Palacios. “Toda esa cantidad de personas inocentes que se están muriendo en esas cárceles por desnutrición, por enfermedades sin atención médica. No sé cómo explicarlo, es simplemente una locura; lo que se vive en Venezuela es aterrador”.

La trágica cadena de acontecimientos que llevaron al encarcelamiento de Palacios comenzó en enero de 2021, cuando recibió la noticia de que el vehículo en que viajaban familiares y los trabajadores de su refugio para animales había caído por un precipicio, en un incidente donde murieron tres de los seis ocupantes, incluyendo su hija adoptiva de 4 años.

Jonatan Palacios Más tarde descubrió que el accidente había sido provocado por camiones cisterna que circulaban ilegalmente de noche por la carretera montañosa con las luces apagadas para evitar ser detectados.

Enojado por su trágica pérdida, Palacios inició una campaña de denuncia a través de las redes sociales pidiendo a las autoridades que actuaran para castigar a las personas que habían provocado el accidente. Pero en lugar de justicia, las denuncias públicas de Palacios lo llevaron a la cárcel. ¿La razón? Los camiones, que pertenecían a la petrolera estatal PDVSA, transportaban combustible para una red de contrabando controlada por un alto funcionario del régimen de Nicolás Maduro.

La gota que colmó el vaso fue cuando Palacios tuiteó una foto del fiscal general del país, Tarek Saab, posando junto a un mono, mientras protestaba por su falta de acción en el caso. Palacios fue arrestado, torturado y enviado a prisión por una docena de cargos diferentes, de los cuales no había pruebas reales.

Al final, fue la foto de Saab posando con el mono publicada en las redes sociales por la que fue condenado.

“Me declararon culpable de ‘ultraje contra una persona Investida de autoridad pública’, delito que no existe en la legislación venezolana”, dijo Palacios. La situación es aún más grave tomando en cuenta que la foto publicada en X, antes conocido como Twitter, había sido divulgada previamente en la red social por el propio Saab y que Palacios solo había añadido el texto: “¿Qué opinas?”.

Palacios está hoy libre sólo porque el gobierno colombiano finalmente se involucró en su caso, gracias a las acciones tomadas por la senadora colombiana Andrea Padilla Villarraga, otra amante de los animales. Las gestiones emprendidas por Padilla condujeron a una reunión celebrada la semana pasada entre el embajador de Colombia en Venezuela, Milton Rengifo Hernández, con Saab, quien acordó liberar al activista.

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