«Vive la vida como si nadie estuviese mirando y exprésate como si todos estuviesen escuchando».
Nelson Mandela
Santo Tomás sabemos que fue un apóstol que dudó cuando Jesucristo resucitado se apareció a sus discípulos más cercanos. Su ausencia en el momento que dice la Biblia que el hijo de Dios se presentó lleno de vida, no fue para él creíble, suficiente, convincente y por eso “¿Has creído porque me has visto?. Bienaventurados los que no han visto y sin embargo creen.” (Juan 20:29).
Así, el hijo de Dios en su segunda aparición, despejó cualquier titubeo en uno de sus seguidores. Esa analogía bíblica es muy apropiada a la realidad venezolana. La crisis socioeconómica y de servicios que golpea a la gente tiene mucho que ver con la credibilidad, duda y desconfianza que puede tenerse o no en la dirigencia política, llámese de los niveles de gobiernos nacional, regional, municipal, concejales y diputados a la Asamblea Nacional y a los Consejos Legislativos del país.
El valor de la palabra compromete a cada uno de ellos, cercano cada vez más el día de las elecciones del 25M. La gente en cada lugar de Venezuela bien sabe ¿quién es quién?. ¿quién ha cumplido o no? a la hora que llega un proceso electoral, porque es el mejor momento de agarrar papel y lápiz y echar cuentas del cumplimiento o no de ofertas, promesas y ofrecimientos de la anterior campaña.
En cada uno de los 23 estados y en los 335 municipios, cuando el CNE lo diga, deberán también renovarse y/o ratificarse en cargos a alcaldes y concejales. Sin embargo, la desconfianza en el árbitro electoral permanece en la gente por lo ocurrido el 28J, aún cuando los venezolanos sabemos que cruzarnos de brazos, quedarnos en la casa y desmovilizarnos no resuelve el problema.
Es la conchita de mango, alza pie o trampa caza bobos que el gobierno quiere que pisemos por ser lo que más le conviene. No tolera, le aterra, que en los centros de votación, cual ríos desbordados, vuelva a repetirse lo que los ojos del mundo observaron el 28J. A eso, además, complementa la revisión que cada quien debe hacer, confirmando si en su estado o municipio, en el sector donde vive, por ejemplo, recogen la basura, funciona bien el servicio eléctrico, transporte o el agua está presente 24/7
Creer o no creer en un aspirante es algo serio, sea cual sea la posición que tenga en cierto nivel de gobierno, organización política o que represente a algún color, cuando ha ofrecido una solución cierta, verdadera, que puede verse y tocarse, disfrutando de una mejor calidad de vida o constatando que la oferta de buenos servicios públicos fue cumplida. Eso es lo ideal. Si es el caso, bien vale la pena renovar la confianza ciudadana.
Lo contrario no necesita demasiadas explicaciones, porque el derecho ciudadano cuando es engañado, burlado o traicionado no debe permitirse renovarle la confianza a embusteros, demagogos y mentirosos de los muchos que han existido. Lo mejor es sacar de circulación a quien no ha llenado las expectativas. Por eso el «ver para creer» debe convertirse en la principal condición del rendimiento de cuentas que nos toca pedir como ciudadanos.
Claro, cada estado y municipio del país tiene sus propias particularidades, pero el común denominador es que el sufragio permite ratificar o sustituir a cualquiera que no cumple. El 25M si alguno cumplió merece ser ratificado. Si no, lo mejor es retírese de la política, váyase a su casa a descansar y si piensa intentarlo en otro momento, sepa que quien lo elige podrá sacarlo de nuevo. Por eso el voto es la mejor herramienta del ciudadano.
En el Zulia, primera región electoral del país, por ejemplo, el gobierno nacional y la alta dirigencia del PSUV, buscan crear confusión y desinformación sobre la situación actual en relación con la superación, mejora y rescate de la infraestructura publica y de servicios de competencia estatal y municipal.
Ahora si, pero durante 2017-2021, las miradas oficiales nunca voltearon a ver que sucedía en esta región cuando el chavismo gobernó. Negar o tratar de engañar asegurando que no existen obras nuevas de altísima necesidad es pretender tapar el Sol con un dedo. En el Zulia lo que está a la vista no necesita anteojos.
El balance de la oferta electoral en el anterior cuatrienio estuvo alejado de las expectativas de la ciudadanía que observó el deterioro y la destrucción progresiva de los servicios públicos. En Maracaibo y San Francisco, por ejemplo, los cerros de basura en calles, avenidas, urbanizaciones, barriadas y sectores populares eran cosa de la cotidianidad. El sector privado fue perseguido con expropiaciones y el cierre de fuentes de trabajo.
Poco a poco los resultados de la recuperación de la vialidad, grandes hospitales, centros clínicos ambulatorios, escuelas, programas sociales, becas, espacios deportivos, culturales, alimentación escolar, créditos agropecuarios, respaldo al emprendedor, desarrollo de la robótica y otras áreas de competencia de la Gobernación del estado Zulia que le asigna la Ley correspondiente, están a la vista. Un antes y un ahora que la gente sabe, no olvida ni desconoce.
Nadie ha dicho que todo está resuelto. No ha sido fácil. Tampoco sencillo, claro o simple le ha tocado a cada alcaldía recuperada por la oposición en 2021, cuando en muchos casos vehículos, equipos o dotaciones de oficinas, –Bienes Públicos– aún permanecen desaparecidos al amparo de la impunidad. Lo cierto es que la estrechez y escasez presupuestaria no ha detenido el cambio iniciado cuatro años atrás. La entrega de obras y servicios es el mejor testimonio. ¡Amanecerá y Veremos!.

Caricatura: Feyo. Martes 1/4/2025
José Aranguibel Carrasco. CNP-5003