Emiro Albornoz León
Este cronista califica de vergonzosa la firma del acuerdo de reconocimiento del resultado de las elecciones presidenciales del 28 de julio llevado a efecto este jueves en el CNE.
Este -o ese sainete propuesto por el inefable presidente de la Asamblea Nacional roja rojita, Jorge Rodríguez, tuvo un grupo de actores o títeres bien manejados desde las alturas del poder omnímodo en que se ha convertido el Palacio de Miraflores.
Bien bautizados los alacranes, uno a uno de los candidatos promovidos por el régimen fueron subiendo al estrado donde estaba colocado el libro contentivo del acta-acuerdo de marras.
Parecían unas ovejitas cuando escuchaban el nombre para pasar al sitio donde iban a dejar trasquilada su conciencia.
No quiero ni nombrarlos pero allí vi pasar algunos personajes que llegaron a gozar de cierto reconocimiento por su tránsito en la política, y a alguno de ellos lo considere amigo personal y lo llegue a recibir en mi casa para homenajearlo.
Creía que era una persona proba.
Y uno se pregunta qué acuerdo tienen que firmar unos sujetos como Claudio Fermín, Benjamín Rauseo, José Brito, un pastor evangélico, Antonio Ecarri, y otros más de un total de 10, si todos juntos no reúnen el 3 por ciento de intención de voto del pueblo venezolano.
Los venezolanos no son pendejos y rápidamente dedujeron que esos candidatos son unos grandes colaboracionistas del corrompido régimen de Nicolás Maduro y reciben su buena recompensa para tratar de presentarse como candidatos de la oposición con la única misión de dividir el voto de los venezolanos, pero les quedó grande.
El régimen sí algo bueno quiere hacer para recobrar la credibilidad perdida, es reconocer el Acuerdo de Barbados que en su punto 12 tiene contemplado el reconocimiento de los resultados de los comicios presidenciales, permitir a la Unión Europea que envíe la misión de observadores y no andar persiguiendo a María Corina Machado en su admirable campaña en favor de Edmundo González, ni andar deteniendo dirigentes de la oposición como lo ha venido haciendo.
En consecuencia, ya la oposición firmó ese acuerdo y nada tiene que hacer en ese absurdo teatro gobiernero. Algo de mala intención tiene que haber en esta propuesta del régimen que es tramoyero por excelencia.
Nicolás Maduro y sus seguidores saben perfectamente que el pueblo venezolano tiene una decisión tomada desde hace tiempo y no es otra que salir de su gobierno a punta de votos democráticos.
Ellos saben que Edmundo González Urrutia, con el valioso apoyo de María Corina Machado y las verdaderas fuerzas democráticas opositoras será electo con una mayoría apabullante de votos que será histórica porque no se han visto unos resultados como el que pronostican las principales empresas encuestadoras del país.
25 puntos de ventaja hablan claramente que si llegaran a votar 13 millones de venezolanos, Edmundo González sacarla 9 o más millones de ese total de electores.
Maduro sólo tiene chance de ganar si el pueblo se abstuviera de votar y se diera una participación de 35 por ciento con una abstención del 65 por ciento, pero las mismas encuestas dicen que más del 75 por ciento de los venezolanos está decidido a votar el 28 de julio.
De tal manera que lo que le toca al régimen es prepararse el bolsillo de atrás.
Periodista. emiroalbornozl@gmail.com
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