Un estudio que acaba de publicarse ha proyectado como evolucionará la prevalencia del párkinson en el mundo hasta 2050. Según esta proyección, se estima que 25,2 millones de personas vivirán con esta dolencia a nivel global, lo que representa un aumento de 196% en comparación con 2019

Los científicos advierten, por tanto, que debemos prepararnos ante el aumento de nuevos casos de párkinson y fomentar el desarrollo de estrategias de prevención y control. Foto: Pixabay

La enfermedad de párkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta a un tipo específico de neuronas, las dopaminérgicas, responsables de producir y transmitir dopamina, un neurotransmisor clave en el control del movimiento. Actualmente, cuando se diagnostica la enfermedad, el paciente ya ha perdido una cantidad significativa de estas neuronas, lo que provoca la aparición de síntomas motores y no motores.

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, más de 8,5 millones de personas en el mundo vivían con esta enfermedad en 2019. En España, la Sociedad Española de Neurología estimó que la padecían alrededor de 160 000 personas. Y las previsiones no son nada halagüeñas.

Más de 25 millones de pacientes con párkinson en 2050

Un estudio que acaba de publicarse ha proyectado como evolucionará la prevalencia del párkinson en el mundo hasta 2050. Según esta proyección, se estima que 25,2 millones de personas vivirán con esta dolencia a nivel global, lo que representa un aumento de 196% en comparación con 2019.

Aunque no existe un ranking global detallado, las previsiones sugieren que España tendrá una alta prevalencia de la enfermedad en comparación con otros países. De hecho, el estudio estima que ocupará el cuarto lugar en el mundo en 2050 en cuanto al número de pacientes, con unos 893.000 casos. Esto representa un aumento considerable respecto a años anteriores.

El estudio se basa en datos del Global Burden of Disease, una fuente ampliamente reconocida en investigación epidemiológica. Esto no solo respalda la metodología utilizada, sino que también asegura que las proyecciones están fundamentadas en un marco sólido de referencia y son comparables con otras investigaciones.

La razón de estas estimaciones se explican por las propias características de la enfermedad. En primer lugar, se trata de una patología difícil de identificar, ya que no existe una prueba específica que permita hacerlo de manera clara y los pacientes pueden tardar varios años en recibir un diagnóstico preciso.

Además, no existe un tratamiento eficaz que detenga el avance de la enfermedad. Actualmente, las terapias disponibles se centran en aliviar los síntomas para mejorar la calidad de vida del paciente.

La mayoría de los casos de párkinson son de origen desconocido (idiopáticos), lo que dificulta la implementación de planes nacionales de prevención. Aparte del envejecimiento, el principal factor de riesgo, se han identificado variables ambientales como la exposición prolongada a pesticidas, así como mutaciones genéticas en algunos casos. También existen factores modificables relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo, la diabetes tipo 2 y la vida sedentaria.

Debemos estar preparados

Los científicos advierten, por tanto, que debemos prepararnos ante el aumento de nuevos casos de párkinson y fomentar el desarrollo de estrategias de prevención y control. Es crucial implementar políticas centradas en los factores de riesgo modificables, lo que podría ayudar a reducir la carga de la enfermedad.

A medida que aumenten los casos, será igualmente esencial asignar los recursos financieros necesarios para el tratamiento y la investigación, no solo para desarrollar fármacos que detengan o ralenticen el avance de la enfermedad, sino también para identificar biomarcadores que faciliten un diagnóstico precoz.

En la actualidad, la enfermedad de párkinson afecta más a los hombres. Según las proyecciones del estudio, se espera que la prevalencia de la enfermedad aumente más rápidamente en varones que en mujeres (pasará de 1,46 en 2021 a 1,64 en 2050) a nivel global, manteniéndose, por tanto, la mayor susceptibilidad de los hombres a desarrollar la dolencia.

En cuanto a las regiones y poblaciones específicas, el estudio señala que se prevé un incremento considerable en la prevalencia en áreas con un índice socioeconómico medio y en regiones de Asia Oriental. Países como China, Estados Unidos, India y varias naciones europeas tendrán el mayor número de casos proyectados para 2050.

Serias implicaciones

Esta investigación tiene diversas implicaciones que afectan áreas como la salud pública, la planificación de recursos y la investigación. Con una proyección de 25,2 millones de casos de párkinson para 2050, la demanda de atención médica y servicios especializados aumentará significativamente, lo que incluye la capacitación de profesionales y la mejora de las infraestructuras sanitarias. Esto afecta igualmente a familiares y cuidadores de enfermos.

Las desigualdades en salud y el acceso a los cuidados son otro aspecto crucial derivado de este estudio. Las previsiones indican que habrá una variabilidad significativa en la presencia del párkinson según la ubicación geográfica y el nivel socioeconómico. Esto sugiere que el desarrollo económico y las condiciones de atención médica influyen en la prevalencia de la enfermedad, por lo que es crucial abordar estas desigualdades.

Finalmente, la concienciación pública y la educación son esenciales. Ante el aumento del párkinson es necesario sensibilizar a la población sobre la enfermedad, sus síntomas y los recursos disponibles para pacientes y cuidadores. Aumentar la educación pública puede facilitar la detección temprana, el tratamiento, la comprensión de la patología y la mejora de los cuidados.

En este sentido, las políticas basadas en la evidencia han de ser fundamentales para orientar la toma de decisiones. Los resultados de estudios como el que aquí se comenta deberían servir como base para que legisladores y responsables de políticas implementen medidas específicas que aborden el problema al que nos enfrentamos.

Conserven este artículo y, si tienen la suerte de llegar al año 2050, siempre podrán decir que la ciencia ya nos avisó. Y el que avisa no es traidor.The Conversation

José A. Morales García, Investigador Científico en enfermedades neurodegenerativas y Profesor Titular de la Facultad de Medicina, Universidad Complutense de Madrid

Lcda. Jaira Molano – CNP 25040 @JairaMolanoNewsNoti/Imágenes

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