El repunte forma parte de la estrategia de Maduro para diversificar la economía venezolana. Sin embargo, para grupos ambientalistas aún no se conoce cuál será el impacto ambiental.
El gobierno de Nicolás Maduro reanudó la producción de carbón con una empresa turca y espera exportar más de 10 millones de toneladas en 2025, según fuentes empresariales citadas por Reuters.
El carbón está exento de sanciones internacionales, lo que permitió reactivar la empresa mixta Carboturven, una asociación entre la estatal Carbozulia y la turca Glenmore Dis Ticaret Ve Madencilik AS, creada en 2018.
El repunte en la producción de carbón forma parte de la estrategia de Maduro para diversificar la economía venezolana,. “Es hora de unir fuerzas en la construcción de un país próspero”, dijo el mandatario al anunciar la medida, defendiendo el carbón como “motor de crecimiento” pese a las advertencias ambientales.
Reanudación de producción de carbón en Zulia y expansión en Falcón
Cinco fuentes de Carbozulia confirmaron que las minas Paso Diablo y Mina Norte, en el noroeste del país, reanudaron operaciones a fines de diciembre de 2024, tras años de paralización.
Los datos oficiales apuntan a una producción de 3 millones de toneladas en el primer trimestre de 2025, ritmo que colocaría a Venezuela por encima de sus niveles históricos de principios de siglo.
Maduro también autorizó un nuevo proyecto carbonífero en el estado Falcón, mientras el país suministra carbón crudo a Turquía, desde donde se revende a mercados europeos.
Sin embargo, los recientes ataques militares de Estados Unidos a barcos en el Caribe obligaron a detener temporalmente las exportaciones y la producción, debido a la falta de capacidad de almacenamiento, según un trabajador de Paso Diablo.
Contaminación y desplazamiento de comunidades
Aunque Carbozulia ha presentado documentos con medidas de mitigación ambiental, como tratamiento de escorrentías y control de emisiones, no hay evidencia de que esas políticas estén activas.
El coordinador de la ONG Sociedad Homo et Natura, el líder indígena Lusbi Portillo, denunció que las minas contaminan el río Guasare con sulfato, plomo, cadmio, cianuro y mercurio, afectando el agua y los cultivos.
“Están tratando de apoderarse de todo lo que pueden”, afirmó Portillo, mientras las comunidades locales aseguran que al menos 12 aldeas indígenas y rurales han sido desplazadas en los últimos años por la expansión minera.
Pese a las denuncias, el gobierno no ha emitido comentarios sobre la situación ambiental en Zulia ni sobre los efectos sociales de la minería. Tampoco se han restablecido los monitores de contaminación comunitarios, que antes registraban la calidad del aire y del agua.
La Sociedad Homo et Natura advierte que la expansión de la producción de carbón podría agravar la degradación ecológica y el desplazamiento de comunidades vulnerables, mientras Venezuela intenta capitalizar un mercado energético que el resto del mundo busca abandonar.
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