Con la izquierda dividida, un empresario y un expresidente irían al balotaje

Después de 19 años siendo gobernada por el Movimiento al Socialismo (MAS), salvo el periodo de 361 días entre 2019 y 2020 de la dictadora Jeanine Áñez luego del golpe de Estado contra Evo Morales avalado por la Organización de los Estados Americanos, las elecciones generales de este domingo podrían llevar a Bolivia a dar un viraje hacia la derecha.

La hija predilecta de Bolívar, que el 6 de este mes celebró el bicentenario de su independencia, arriba a este proceso comicial en medio de las profundas contradicciones de la izquierda, que no pudo lograr el consenso para llevar un candidato unitario a la contienda electoral.

La derecha tiene a dos de sus candidatos punteando las encuestas, con la posibilidad de obligar a una segunda vuelta en noviembre, de acuerdo con los más recientes sondeos.

Son ocho los apuntados en la carrera presidencial: el empresario Samuel Doria Medina, quien intenta por cuarta vez llegar a la presidencia boliviana; el expresidente Jorge Quiroga, gobernante de esa nación entre 2001 y 2002 cuando en su calidad de vicepresidente sustituyó al mandatario Hugo Banzer, quien por razones de salud no pudo culminar el mandato.

A ellos se suman entre los aspirantes de la derecha, el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, el demócrata cristiano Rodrigo Paz Pereira, Jhonny Fernández y Pavel Aracena.

Por la izquierda, los representantes son el actual presidente de la Cámara del Senado, Andrónico Rodríguez, y el exministro de Gobierno durante la presidencia de Luis Arce, Eduardo del Castillo.

Las encuestadoras Ipsos Ciesmori y Captura Consulting mostraban un “empate técnico” hasta el 10 del corriente mes entre Doria Medina y Quiroga, con intenciones de voto de 21,2% para el empresario y 20% para el expresidente, según la primera de esas empresas, y 21,6% y 20%, respectivamente, en cifras de la segunda consultora citada. Ninguno de los contendientes restantes alcanzaba 10%.

Complicado

“El panorama que se vislumbra para las próximas elecciones presidenciales en Bolivia se torna complicado, en cuanto a los niveles de participación que podrían presentarse”, expone Johan Misler, un analista político venezolano residenciado en Bolivia.

Asegura que “en las dos aceras políticas, por un lado, se ve una izquierda claramente divorciada, con posiciones antagónicas entre ellos. En la derecha, se nota también clara división y planteamientos divergentes, sin sustento real”.

Misler, quien es articulista del Correo del Alba, explica que esto ha dejado en la población “una sensación de no pertenencia”, pues “no se siente identificada con los candidatos de la derecha, especialmente en las zonas rurales y las periferias de las tres grandes ciudades, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Mientras que hay un matiz similar en la izquierda, pues no reconocen a Eduardo del Castillo como su representante para la presidencia, y Andrónico Rodríguez tiene rechazo entre los indígenas, porque no lo ven comprometido con ese sector”.

El analista, quien durante un tiempo laboró en el canal estatal Bolivia Televisión, recuerda que Doria Medina fue asesor de la dictadora Jeanine Áñez y Jorge Quiroga “es de la misma ala reaccionaria de ultraderecha de María Corina Machado”.

El escenario, plantea Johan Misler, es el de una segunda vuelta entre ambos. “El peligro se siente para después de las elecciones, pues los dos candidatos de la derecha han anunciado que irán por (el expresidente) Evo Morales, para concretar la orden de captura que tiene, mientras que este ha dicho que bloqueará las ciudades”.

El articulista expone, entre razones de peso para este posible viraje a la derecha, el sabotaje económico. “Hay un símil con Venezuela, pues para desestabilizar al gobierno, los empresarios recurren a estas prácticas, como desaparecer las divisas desde el año pasado para después culpar al presidente Luis Arce. Estas debacles económicas que se presentan contra gobiernos progresistas no son hechos aislados”, recalca.

Luis Arce declinó en busca de la unidad perdida

Luis Arce ha navegado entre dificultades desde que tomó posesión como presidente de Bolivia a fines de 2020.

Entre los obstáculos que ha debido enfrentar estuvo el intento de golpe de Estado del 26 de junio del año pasado, cuando un grupo de militares encabezados por el general Juan José Zúñiga, destituido como jefe del Ejército horas antes, llegó incluso hasta a penetrar al Palacio Quemado.

También ha debido transitar entre las aguas turbulentas del saboteo económico. “Sabemos que los empresarios están detrás de esta orquestación planificada. Ya los bancos no dan dólares, por tal razón se disparó el dólar paralelo en estos últimos meses, generando una alta tasa de inflación”, desgrana el analista Johan Misler.

Eso, sin contar con sus enfrentamientos con el expresidente Evo Morales, lo cual debilitó a su partido, el MAS.

Sin embargo, cuando se daba por descontado su lanzamiento a la reelección, el 23 de mayo sorprendió con un anuncio:

“Honrando la memoria de héroes y mártires, hoy doy a conocer al pueblo mi decisión de declinar mi candidatura a las elecciones. No seré un factor de división del voto popular, ni facilitaré un proyecto de derecha fascistoide, que quiere destruir el modelo que hemos construido”, dijo en un mensaje transmitido por televisión.

“En mis cuatro décadas en la izquierda jamás me equivoqué en quiénes debía defender: siempre a lo que con orgullo llamamos pueblo”, recalcó.

Presidente Luis Arce.

Andrónico Rodríguez: la esperanza de la izquierda

Pese a no salir bien parado en las encuestas, en la mayoría de las cuales aparece en tercer lugar, Andrónico Rodríguez, quien a los 36 años es presidente de la Cámara del Senado de Bolivia, ha terminado por convertirse en la principal esperanza de la izquierda.

Ante un cuestionario que le envió el portal ruso Sputnik, incluyendo una pregunta sobre su ubicación en los sondeos y la posibilidad de que los dos candidatos derechistas vayan a la segunda vuelta, respondió:

“Es un riesgo real y ante ese riesgo nosotros somos la única opción con posibilidades que representa al pueblo. Si predomina la desmovilización o el llamado al voto nulo, el resultado serán dos candidatos de la derecha repartiéndose el país”.

Sobre este punto, Andrónico Rodríguez afirmó que “estamos viendo una operación mediática y estadística para instalar el miedo, la resignación y dividir al campo popular, pero el pueblo boliviano es sabio. Cuando llegue la hora de decidir va a recordar quién defendió sus derechos, quién impulsó que los recursos naturales vuelvan a ser del pueblo boliviano, quién garantizó bonos, salud gratuita y dignidad. En estos momentos ser neutral es lo mismo que votar a la derecha; convocar al voto nulo es asfaltarle el camino a la derecha”.

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