No fue librada al azar elevar una común unión al Dr. José Gregorio Hernández Cisneros para clamar por su intervención y guía al equipo médico chileno que me operaría de leiomioma uterino en el Hospital Clínico Dra. Eloisa Díaz de La Florida.
La cirugía fijada para el 15 de octubre del 2025 y la connacionalidad venezolana me sugestionaron a confiarle mi salud al Venerable.
Desde el momento en que llegué al nosocomio, el día antes de la cirugía, sentí su presencia sin vislumbrarla en su silueta.

No había un profesional que se le pareciese, -con bastón por su cojera, terno de 4 piezas, sombrero de copa, o siquiera con bigote, rosario, estetoscopio o maletín de cuero con asa en mano-; pero supe por mi fe que mi plegaria había sido escuchada y «el Médico de los pobres» estaba ahí, conmigo.
Las miradas de bienvenida, las sonrisas de hospitalidad, las palabras de aliento y la suma dedicación de la comunidad facultativa me suministraron una dosis de cuidado y confianza para «dejarme querer»; ya que en cada uno de ellos había una cuota de «el Médico de los abandonados».
Al entrar en aquel pabellón, frío y lleno de galenos, asustada pero entregada a las manos del Siervo de Dios, me cuestioné: ¿Qué podría salir mal?!!!
El aplicar la inyección de anestesia a mi espina dorsal sería lo más nervioso y doloroso que experimentaría mi flaco cuerpo de manera consciente.
El abrazo cálido y ojos de bondad del médico tratante me sumieron en un breve adormecimiento que permitió proceder con lo que estaba destinado a realizarse; yo sin sospechar que estaba siendo reducida para que no intentara soltarme, tras la aflicción que experimentaría en mi columna vertebral.
Se apoderó una sedación general que tomó el resto de mi entendimiento, dejándome en un letargo durante dos horas, donde mi masa corporal quedó a su merced.
Al despertar, ya en la sala de recuperación y tras 4 horas de observación, comprendí lo ocurrido, pues una gran venda atravesaba mi baja cintura.
Una histerectomía total más salpingectomía bilateral por laparotomía de Pfannenstiel, extrajo mi útero aumentado de tamaño, -18 x 13 x 15 cm a expensas de múltiples miomas y extendido a nivel umbilical-, deformado cabalmente.
En el miometrio yacía el mioma de mayor tamaño, -8,3 x 8,1 cm-, que ganó la batalla dejándome sumida en una confiesa esterilidad que me negaba a consentir.
Para mi sorpresa, estaba a 4 días de la canonización del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, fijada para el 19 de octubre de 2025, como caricia para su alma ya santificada.
Por AROG
Andreína Rowina Oroño González – @Rowina20