A un nicaraguense un agente de la Patrulla Fronteriza lo hizo tirar a la basura las cenizas de su padre, quien había fallecido durante su viaje desde Nicaragua hacia la frontera sur de Estados Unidos, relató el informe de la organización estadounidense en el que recogen miles de casos de decomiso arbitrario de pertenencias de valor emocional y económico para los migrantes
La oenegé Unión Estadounidense de Libertades Civiles (UCLA por sus siglas en inglés), dedicada a la defensa de los derechos humanos, denunció que la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos ha confiscado y destrozado a migrantes medicamentos, vestimenta religiosa y artículos de fé, documentos legales y de identificación, como pasaportes, documentos nacionales de identificación y pruebas documentales para solicitudes de asilo. En las regiones fronterizas de Texas, Arizona y Baja California es donde han reportado estas prácticas.
La destrucción de pertenencias de personas desplazadas no sólo entra en conflicto con las leyes y políticas federales, causando angustias extremas a los migrantes y poniendo incluso en peligro sus vidas; sino que también crea desafíos adicionales para los gobiernos locales y las organizaciones que trabajan para ayudar a los migrantes una vez son liberados por los agentes migratorios.
Todo esto, entonces, ha causado que, en algunos casos, los migrantes con requerimientos para tratar afecciones agudas y crónicas de salud, como trastornos convulsivos, VIH o diabetes, hayan tenido que recibir atención de emeregencia tras verse obligados a suspender sus medicamentos.
Incluso niños se han visto afectados por estas acciones arbtrarias: En El Paso, a un infante de siete años con antecedentes médicos de asma moderada persistente le confiscaron su inhalador de albuterol y no le dieron uno de repuesto en el centro de Aduanas y Protección de Fronteras donde estaba detenido con su madre. 10 días después de su liberación tuvo que ser trasladado a la unidad de cuidados intensivos pediátricos de un hospital de la zona por complicaciones asociadas a síntomas respiratorios.
Su caso, al igual que otros miles, fueron recogidos en el informe «De la esperanza al descanso: la inquietante realidad de la confiscación de las pertenencias de los migrantes por parte de la Patrulla Fronteriza», publicado por la UCLA.
A Ignacio, por ejemplo, cuyo nombre fue cambiado por motivos de seguridad, un agente de la Patrulla Fronteriza lo hizo tirar a la basura las cenizas de su padre, quien había fallecido durante su viaje desde Nicaragua hacia la frontera sur de Estados Unidos. Esta práctica tuvo una repercusión emocional y psicológica en el migrante. Pero en otros casos los problemas que acarrean son legales.
«En abril de 2023, un migrante que fue trasladado a Arizona desde Texas contó a KBI cómo un agente de la Patrulla Fronteriza había cortado su identificación venezolana por la mitad con unas tijeras después de denigrarlo repetidamente con obscenidades (…) La destrucción y confiscación de documentos puede crear numerosos problemas para los inmigrantes que han sido deportados, expulsados o regresados a México. Sin identificación, los inmigrantes en estas circunstancias no pueden retirar dinero, recibir giros postales de familiares o comprar boletos de autobús o avión», se lee en el boletín.
En tal sentido, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles exhortó a la oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de EEUU a cerrar cualquier laguna jurídica que permita a la Patrulla Fronteriza obliguea los migrantes a descartar artículos antes de ser transferidos a un centro de procesamiento más centralizado.
También, pidió la oenegé, la Patrulla Fronteriza debería devolverles las pertenencias personales de los migrantes al momento de su liberación, en lugar de exigirles que viajen de regreso a estaciones remotas de este cuerpo migratorio en una fecha posterior para reclamar sus propiedades. Además, sugirieron a esa agencia tener mecanismos incorporados en sus políticas con respecto a las pertenencias de los migrantes que permitan flexibilidad en circunstancias extraordinarias y al mismo tiempo mantengan una base de estándares humanos razonables.
«Nuestras recomendaciones proponen un estado predeterminado en el que los inmigrantes conserven todas sus pertenencias al ser liberados de su custodia, y un estado excepcional en el que los inmigrantes pueden conservar un subconjunto de artículos elegidos en una bolsa de tamaño razonable (significativamente más grande que la que ofrece actualmente la Patrulla Fronteriza) al ser liberados», se lee en el texto.
Lcda. Jessica Urribarrí V. CNP 19925
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