El 25 de mayo le lavará la cara al 28 de julio. Será otro más de los tantos errores históricos de la oposición venezolana.
¿Había que participar en las elecciones? Sí. Claro que sí. Pero para hacerlo con sentido estratégico, había que prepararse
desde el mismo 28 de julio de 2024 para este nuevo evento que se avecina el 25 de mayo de 2025.
¿Qué dejó de hacerse? Cuestionar los resultados del 28 de julio. ¿Vieron ustedes a los hoy aspirantes a gobernaciones o a la
Asamblea Nacional presentar reclamos al CNE o a otras instituciones del Estado por ese resultado electoral vulgar y
fraudulento? ¿Promovieron alguna movilización popular para exigir al CNE la presentación de las actas de votación y la
publicación del verdadero resultado? ¿Lucharon por una revisión profunda del proceso electoral para al menos conseguir
condiciones mínimas de transparencia? No. Nada de eso hicieron.
¿Qué han demostrado entonces? Una preocupante connivencia con el régimen.
El trono está en Miraflores; lo demás son adornos.
Al régimen de Maduro no le importa ceder una que otra gobernación hoy o una alcaldía mañana si eso le garantiza
estabilidad en el poder. Participar en elecciones tenía sentido si se articulaba con un proyecto de rebeldía cívica en la calle,
que mantuviera viva la fe del pueblo y mostrara que la vía electoral era viable, siempre y cuando se lograran condiciones
reales de transparencia.
Nada de esto ocurrió. Por eso, este 25 de mayo, lamentablemente, solo servirá para lavarle el rostro al régimen.
Tan descarado es este sistema electoral, que el único partido opositor real en contienda parece ser UNT. La Internacional
Socialista, en algún momento, deberá revisar el comportamiento y las alianzas políticas de su filial en Venezuela.
Además, ¿ha servido esta campaña electoral para que “esta oposición” denuncie la crisis que atraviesa el país? El candidato
del Zulia proclama que “el Zulia no se entrega” y que “el Zulia tiene quien lo defienda”. ¡Qué cinismo y qué falacia! Más
entregado al centralismo, imposible.
¿Acaso han visto ustedes algún reclamo de Manuel Rosales a Maduro por la tragedia social y económica que vive el Zulia?
¿Ha promovido una sola marcha por la libertad del alcalde de Maracaibo?
¿Ha hecho un llamado a las Fuerzas Armadas para expulsar a narcotraficantes, paramilitares y guerrilleros que operan en el
estado, especialmente en la frontera sur del lago?
¿Ha denunciado a los alcaldes chavistas del Zulia, cuyos actos delictivos vienen de larga data y que solo en épocas
electorales se hacen visibles?
¿Y qué ha dicho Rosales sobre sus propios alcaldes presos?
¿Vale la pena salir a votar en estas condiciones?
¿Merece Rosales ese voto?
¿Tiene sentido elegir una Asamblea “amañada”, con una cuota simbólica de una oposición entregada al régimen?
Hay una pregunta ineludible que debemos hacernos:
¿Por qué, de todos los diputados elegidos en 2015 que fueron inhabilitados, solo aquellos “arreglados” con el régimen
aparecen ahora habilitados y postulados en la tarjeta de UNT?
Esa es la verdadera interrogante.
Y a partir del 26 de mayo, después de unos resultados que ya todos conocemos, debemos prepararnos para una nueva
etapa: una transición democrática, ardua y compleja, donde el CNE debe ser otro.
Sí, creemos en las elecciones, pero en las que se realizan en países democráticos y modernos.
No en elecciones a la manera de Cuba, Nicaragua, China o Rusia.
Ese no es el camino.
Debemos luchar por cambiar el modelo político, y este 25 de mayo no lo hará: lo fortalecerá.
El PCD no se presta al modelo electoral cubano instaurado en Venezuela.
Carlos Alaimo
Presidente-Fundador
Madrid, 15 de abril de 2025
