Cuando nuestros sueños hacen realidad los de otros

Desde pacientes oncológicos del Hospital de Especialidades Pediátricas, hasta personas afectadas por graves quemaduras son los beneficiarios, todos los meses, del emprendimiento de nuestro personaje de hoy «sé que ese es el plan que Dios dispuso para mí y en honor a Él funciona mi vida».

Joven altagraciana que se atrevió

Ella es Maurilin Bravo, joven emprendedora, oriunda de los Puertos de Altagracia de nuestro estado Zulia, quien desde hace 14 años se determinó a progresar; y no solo lo logró, sino que se ha convertido en el ángel de muchas personas que han corrido con menos suerte en la vida.

Inició en la plaza de la Basílica

«Soy una mujer real y humilde, que tiene claro el propósito de Dios para mi, le agradezco todo, porque salí adelante con el apoyo de mi madre. Comencé en 2005 en un puestecito, frente a la Basílica, vendiendo extensiones de fibra, los clientes me llamaban gracias a los avisos clasificados que publicaba en el diario «Panorama», dijo.

Vendió su primera extensión para el cabello en 100 bolívares, que luego invertía para comprar más «me quedaba sin nada y llegaba llorando a mi casa», recordó.

«Nunca perdí la fe y siempre busqué dinámicas diferentes para ofrecer mi mercancía. Para tener mi primer capital vendí un aire acondicionado y una lavadora para comenzar. Cuando me salía una venta, yo corría desde el Centro San Felipe hasta Ciudad Chinita, donde finalmente hacía las entregas, para ese momento, ya todo el centro de Maracaibo me conocía y nació La Mami de las Extensiones», detalló.

Muchas anécdotas acompañan su proceso

A lo largo de su recorrido, Maurilin vivió muchas experiencias, unas mejores que otras «en una ocasión  me hicieron un pedido y corrí a hacer la entrega, cuando llegué la clienta no quería las extensiones, me maltrató y denigró; y por supuesto, no me pagó: ese fue otro día que llegué a casa llorando, sin dinero en las manos».

Cuando peor se sentía -prosiguió- más segura estaba que Dios no la abandonaría. Un día conoció a una señora dominicana que le dio su primer curso y le enseñó a colocar las extensiones «de vender pasé a colocarlas todo fue mágico, obra del Señor, luego hice amistad con un chico en Gran Bazar, que me ofreció un local en alquiler por 20 bolívares al mes, que era lo que yo me ganaba con una sola extensión, el local no estaba muy bien ubicado, porque quedaba como de tapón; sin embargo, acepté la propuesta, porque no me cobró depósito. Me llevé la peinadora y una silla de mi cuarto y ese fue mi primer mobiliario», expresó melancólica.

Estudió, estudió y estudió

Cuenta con 15 certificados regionales, nacionales e internacionales, de parte de prestigiosos estilistas: Gabriel Samra ‘El Mago de las Estrellas’; Máster Class, de Truss; Vannesa Braga, de Brasil; Steven Abuledo, de Colombia; y muchos otros «continuaré estudiando hasta conseguir mi mejor versión, ya que mis comienzos fueron con peluquería básica y colocación de extensiones, actualmente en Maracaibo y San Francisco, abarco todo en peluquería; lo que incluye, la última técnica en extensiones y lo más avanzado en colorimetría», destacó.

Mujer bendecida que bendice a otros

Maurilin le agradece a Dios toda su protección, ya que está consciente que en situaciones difíciles, muchas personas toman un mal camino «pude hacer otras cosas para obtener dinero y bienes materiales pero mi educación de hogar me salvó» y agregó, que muchos la odian, otros la quieren y demasiados se identifican con ella.

Comentó, que en 2022  -luego de una mala praxis médica que sufrió con una cirugía de mamas-  nació «Un cambio con la mami» en la cual 1 vez al mes escoge a una o varias personas comunes y les hace un cambio de look totalmente gratis, aún mantiene esta loable actividad; además de la labor social, con la donación de pelucas para pacientes oncológicas y aquellas que han sufrido de severas quemadas «siento que a Maracaibo le falta humanismo, empatía y hay gente muy «echona», existen personas muy maltratadas, que cuando reciben palabras gratas y buen trato se transforman». Pertenece a una fundación en el Hospital de Especialidades  Pediátricas que se llama «Compañeros de Batalla» en donde apoya a un niño como madrina,  colaborando en todo lo que sea necesario para beneficiar a los pequeños «Así como yo recibo de Dios, así tengo que dar».

Planes y proyectos

Quiere convertir «Un cambio con la mami» en una fundación, con máquinas de afuera y hacer pelucas, asegura que no hay sueños pequeños, porque para Dios no hay nada imposible «hay que actuar sin afán, sin angustia, esa es mi receta para todos. No se rindan tengan humildad, empatía y mucha ética y jamás se olviden de Dios», finalizó inspirada.

Redacción y Fotos: Natacha Acosta O.

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