Desireé Lozano

El “Turismo de última oportunidad” causa controversia en el Ártico derretido de Canadá pues advierten sobre daños al medio ambiente.

Los cruceros ofrecen ingresos cruciales para la empobrecida aldea de Pond Inlet, pero los opositores ambientalistas dicen que es un ciclo vicioso.

Aseguran que por este tipo de turismo causa daños al medio ambiente y aquellos y obliga a los pobladores a depender de los ingresos de los turistas para sobrevivir.

Una de las actividades económicas de estas poblaciones que es la caza, se vuelve cada vez más difícil.

Pond Inlet, una aldea de alrededor de 1,600 personas en su mayoría inuit en el territorio de Nunavut, recibió alrededor de 3,000 turistas en 2023.

Cada uno pagó alrededor de $15,000 para viajar en uno de los 25 cruceros que atracaron en el puerto del pueblo.

“Turismo de última oportunidad” causa controversia y las autoridades locales dicen que esperan que este tipo de turismo aumente aún más el próximo año.

Este este pueblo los alimentos cuestan el doble que el promedio canadiense, y tiene una de las tasas de pobreza más altas de la nación y una edad media de 26 años.

Los cruceros representan una fuente de ingresos crucial para personas que han dependido de la caza de mamíferos marinos y la pesca para subsistir durante más de 4,000 años.

Michael Milton, de 28 años, trabaja para Ikaarvik, una organización a través de la cual los jóvenes locales colaboran con investigadores del sur.

Dijo al medio The Guardian que este invierno fue más cálido de lo habitual, el hielo era más delgado e incluso los cazadores experimentados tenían accidentes.

“El clima es más impredecible que nunca, y el aumento del número de barcos solo complica las cosas más” agreggó.

Ciclo vicioso

“Turismo de última oportunidad” causa controversia pues los opositores al turismo dicen que los barcos son parte de un ciclo vicioso; ahuyentan a la vida silvestre que vienen a ver.

Esto significa que hay menos animales para cazar, y a su vez los residentes se vuelven más dependientes del turismo para obtener ingresos.

“Existe la idea de que el paisaje está cambiando … los osos polares se están desplazando y moviendo. Los turistas creen que es su última oportunidad de verlo”.

Así lo indicó Jackie Dawson, profesora de la Universidad de Otawa y quien acuñó el término “turismo de última oportunidad”.

Pueden tener razón; el Ártico se está calentando casi cuatro veces más rápido que el promedio global y se predice que estará libre de hielo en verano para 2050.

Los lugareños dicen que el aumento de la actividad marina está pasando factura a la vida silvestre, especialmente a los narvales.

El año pasado, se restringió a los cruceros viajar más allá de Pond Inlet para mitigar su impacto en las rutas de los narvales.

El Ártico soporta el peso de esta actividad humana aumentada; el envío ha crecido un 7% al año en la última década.

La luz artificial y la contaminación acústica submarina de los barcos afectan las rutas de migración de los narvales.

También se anunció que detuvieron la producción del Boeing 737 MAX y la Administración Federal de Aviación (FAA) hizo el anuncio. 

Tomado de Heydiariodigital.com

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