Según informes israelíes, desde el 2020, el gobierno de Maduro habría procesado y enviado, con apoyo de actores militares, logísticos y diplomáticos de ambos países, uranio venezolano hacia Irán, eludiendo los controles de la OIEA
Informes de inteligencia han identificado al gobierno de Nicolás Maduro como un posible proveedor de uranio enriquecido, para la fabricación de armas nucleares en Irán.
Esta acusación, proviene de documentos clasificados de inteligencia israelí que han sido consultados por fuentes diplomáticas occidentales. Según estos informes, desde el 2020, el gobierno de Maduro habría procesado y enviado, con apoyo de actores militares, logísticos y diplomáticos de ambos países, uranio venezolano hacia Irán, eludiendo los controles establecidos por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y violando diversas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
A cambio, el gobierno Iraní ha enviado a Venezuela cargamentos de drones Shahed, utilizados por Rusia en su conflicto con Ucrania, así como tecnología militar dual, asesoramiento en inteligencia y formación especializada en técnicas de represión para manejar protestas y disidencias internas.
Informes también indican que miembros de la Guardia Revolucionaria iraní han estado activos en bases militares venezolanas, capacitando a efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y a colectivos paramilitares afines del gobierno, lo que ha fortalecido la alianza entre Caracas y Teherán, no solo con objetivos geoestratégicos, sino también con la creciente presencia de Hezbollah en Sudamérica.
Esta implicación de Venezuela en la entrega de uranio representa un punto crítico, ya que lo convierte en el primer país latinoamericano identificado como proveedor directo de material nuclear con fines bélicos para una dictadura en el Medio Oriente que está sujeta a sanciones internacionales.
A pesar de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) no ha podido acceder a las minas en el estado Bolívar, evidencias como imágenes satelitales, testimonios de exfuncionarios venezolanos en el exilio y la actividad irregular de vuelos entre Maiquetía y Teherán ofrecen indicios contundentes sobre esta operación.
Irán expande influencia
Se estima que Hezbolá, —una organización libanesa, catalogada como terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos—, blanquea alrededor de 500 millones de dólares en Latinoamérica por año, utilizando métodos como exportaciones ficticias, empresas tapadera, tráfico de oro y criptomonedas, así como conexiones con el narcotráfico.
Un ejemplo palpable de esta expansión es el acuerdo militar firmado entre Irán y Bolivia en julio de 2023, que establece una colaboración en defensa, intercambio de inteligencia y entrenamiento antiterrorista.
A pesar de las afirmaciones del gobierno de Luis Arce sobre la naturaleza no ofensiva del pacto, informes filtrados por el Mossad sugieren que este acuerdo podría haber facilitado la llegada de personal iraní con inmunidad diplomática, algunos de los cuales están bajo investigación por actividades relacionadas con el espionaje y la creación de células de apoyo en el Cono Sur.
La estrategia iraní en América Latina no es un fenómeno reciente; sin embargo, ha cobrado mayor fuerza en los últimos años. Esto se debe al debilitamiento de los controles regionales, al ascenso de gobiernos afines al eje antioccidental y al uso de herramientas híbridas como financiamiento paralelo, propaganda religiosa e infiltración social para expandir su influencia.
Claro ejemplo es la creación de centros culturales chiitas en áreas urbanas desfavorecidas, las visitas de altos funcionarios iraníes a naciones como Venezuela, Nicaragua y Bolivia, y la inauguración de vuelos comerciales entre Irán y Sudamérica, incluyendo la ruta Caracas-Teherán operada por Conviasa y Mahan Air.
EE UU investiga nexos Irán-Venezuela ante amenazas de represalias globales
Estados Unidos también está recopilando información sobre el papel de Nicolás Maduro en este contexto. En reuniones privadas, representantes israelíes han advertido que cualquier represalia contra objetivos de Hezbollah o de la Guardia Revolucionaria iraní podría extenderse a territorio latinoamericano.
Esta advertencia es significativa, especialmente en un momento donde los intereses de seguridad de Israel y Estados Unidos se ven amenazados por el fortalecimiento de un triángulo autoritario que une a Teherán, Caracas y La Paz.
A nivel regional, las reacciones han sido bastante moderadas. Ni la CELAC ni la OEA han emitido declaraciones contundentes respecto a estas revelaciones. Solo los gobiernos de Paraguay y Uruguay han manifestado su inquietud en foros multilaterales, así como miembros de la comunidad judía argentina que han señalado que el resurgimiento del eje Irán-Venezuela-Hezbollah debe ser considerado una prioridad en los planes de inteligencia regional y colaboración antiterrorista.
Por su parte, el gobierno de Maduro rechaza todas las acusaciones y califica la situación como parte de una «campaña de desinformación imperialista». Sin embargo, la evidencia recopilada deja entre ver que el territorio venezolano está siendo utilizado como base para operaciones encubiertas que van más allá del conflicto local, formando parte de una guerra global silenciosa por el control de recursos estratégicos, tecnología militar y redes clandestinas de poder.
Con información de El Observador.
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