Raúl Ochoa Cuenca
Algunas anotaciones sobre un flagelo que hoy está activo y concierne a buena parte del mundo, ese mismo mundo en el que el hombre ya pasea en el espacio y va a la luna a recoger muestras de esa superficie para analizarlas y estudiar la posibilidad de traer energía al planeta tierra. Me refiero al maltrato en sus varias manifestaciones que nosotros humanos, desde el inicio del mundo no ha cesado de ser parte de nuestra conducta, especialmente de los poderosos, sean políticos o simplemente personas que se lo pueden permitir. Esa aberración humana tiene varios nombres: tortura, martirio, atrocidad, crueldad. o una quizás de tanta o más trascendencia de las anteriores, como es la prohibición de acceder al conocimiento, de acceder a la cultura.
Este trabajo de hoy consiste en recordar a ese ser humano que nace y se desarrolla en sociedades gobernadas por grupos que hacen política y administran naciones con ideas y criterios inspiradores en unos libros escritos entre los años 610 y 650 o también por grupos que disfrazados de políticos y hasta de jefes de estado, son solo malvivientes, malhechores de la peor calaña. Obviamente apreciados lectores, me refiero como la víctima a ese ser hermoso y bondadoso que es la mujer. Es ella, son ellas las madres que viven ese terrible drama, esa vida tortuosa, esa vida que simplemente para muchas no es vida.
Con el objetivo de acercarme más a esta realidad, me referiré a la República Islámica de Irán y al Emirato Islámico de Afganistán de una parte y a la República Bolivariana de Venezuela finalmente, todas tres naciones gobernadas bajo férreo control por un grupo de autócratas criminales en el caso de Venezuela y en el caso de los países musulmanes antes citados, por grupos de concepción clerical, fascista, reaccionario, misógino, machista e inhumano, que exponen y practican la superioridad del género masculino sobre el género de nuestras madres.
La historia contemporánea de la Republica Islamista de Irán, tiene gran afinidad con Venezuela. Fue el pueblo iraní que el 12 de febrero de 1979 designó por aclamación al ayatolla Khomeini como líder de la revolución, dando por terminado el régimen del Sha de Irán, país que para ese momento era un ejemplo en el mundo musulmán de modernidad y donde la mujer, no obstante su práctica religiosa, era respetada como ser humano, sin distingos de género. En el caso del último rey de esa nación, el Sha Mohammad Reza Pahlavi nunca hubiera sido acreedor a un premio de las Naciones Unidas como defensor de las libertades, no obstante, gobernaba una nación mucho más libre en todas las manifestaciones, que la actual República Islámica de Irán. Y decía que a Venezuela y al Irán los ha caracterizado que sus pueblos en la toma de sus decisiones han marcado esas dos naciones. Así como el pueblo irani aclama a ese anciano monje musulmán, convirtiéndolo en jefe incontestable de un régimen teocrático dictatorial y misógino, igualmente el pueblo de Venezuela creyó haber encontrado la panacea a sus problemas en un militar golpista, quien aprovechando el sistema de libertades y garantías, se presentó en las elecciones para elegir al presidente de la república, obteniendo una aplastante victoria, al recibir importantes apoyos de grupos políticos y económicos, entre otros los de la intelectualidad universitaria, de sectores de la oligarquía criolla, aquella que existió hasta finales del siglo XX (sustituida esta por bolichicos y enchufados) y especialmente de dueños de medios de comunicación, como el diario El Nacional, el medio escrito que creaba la opinión política del país, o medios audiovisuales como Venevisión, de gran penetración en los estratos más pobres de la Venezuela de esos años.
Estos se convirtieron en importantes y definitivos factores en la victoria de Chavez, al suponer que siendo un zambo, no muy culto y hasta mal estudiante, lo iban a convertir en una marioneta con disfraz de presidente y resulta que el zambo les salió un monstruo con tres cabezas, una de ladrón, otra de manipulador y la otra de asesino perseguidor de todo aquel que no le aplaudía sus malditas ocurrencias.
Sociólogos y expertos en procesos electorales y sus resultados, sostienen que sin estos apoyos, los comunicacionales especialmente, no hubiese ganado las elecciones y Venezuela no fuese el pobre e indigente país en el que hoy para tristeza nuestra se ha convertido.
Seguramente no tendríamos que leer en las estadísticas que nuestras mujeres son hoy el mayor número de prostitutas en la ciudad de Lima. O que la alcaldía de la ciudad de New York lance avisos sobre la peligrosidad de contratar los servicios sexuales de mujeres venezolanas, ante el peligro de ser portadoras de enfermedades como la sífilis y la gonorrea, infecciones estás ya casi desaparecidas del mapa sanitario de esa nación. Ni tampoco hoy tendríamos un presidente por quien la justicia de un país ofrece hasta 15 millones de dólares por su captura y sobre todo, apreciados lectores, no viviríamos con la vergüenza ajena de tener en nuestras cárceles 300 venezolanos presos y muriendo de mengua por sus ideas políticas, ni tampoco cargaríamos sobre nuestras espaldas la vergüenza de que esos 300 presos vienen diariamente torturados, ni tendríamos la vergüenza como patriotas de convivir con la tortura como política de estado, ni mucho menos tendríamos la vergüenza de que nuestros maestros tienen un salario de 12 dólares por mes y no tendríamos la vergüenza de ver a nuestros compatriotas salir a pie por el mundo, siendo vejados y maltratados en esa carrera contra el tiempo, como es el poder alimentar sus muchachos y no tendríamos la vergüenza de tener un gobierno que el mundo civilizado lo percibe como sospechoso de cometer crimines de lesa humanidad, en fin no tendríamos la vergüenza que en una nación con los inmensos recursos que la naturaleza nos legó, unos pillos malvivientes, criminales y malayos, según investigadores sociales hayan “extraviado” más de 800 mil millones de dólares en estos desgraciados 25 años.
Por todas estas razones no logro entender cómo esos factores de poder en la Venezuela de los finales de los 90, pudieron ponerse de acuerdo para apoyar a un golpista, que con voz retadora le decía al mundo el 3 de febrero del 1992 “por ahora”, no puedo entender cómo y porque apoyaron con sus recursos un candidato que el 13 de diciembre de 1994, si como lo está leyendo amigo lector, 4 años antes de las elecciones, Chávez fue a Cuba y declaró que admiraba la que llamó una isla de felicidad, por lo que no tengo de otra que de continuar preguntándome porque fueron tan irresponsables con una nación, con un pueblo que les había dado todo lo que tenían.
No solo en Irán y en Afganistán segregan a las mujeres, en Venezuela también y me temo que pudiera ser peor que el concepto y consideración de mujer que rige en aquellos países tan lejanos geográficamente, pero tan cerca en el sufrimiento de sus pueblos.
Raúl Ochoa Cuenca en Anfi del Mar el 14 de enero del año 2024.
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