La línea 116 logró un gran éxito entre los visitantes del Park Güell… lo que acabó perjudicando a los vecinos

A problemas complicados, soluciones imaginativas. Los vecinos del entorno del Park Güell que usan con frecuencia la línea de bus 116 han padecido durante años las consecuencias de vivir al lado de un gran icono turístico. Cada vez que querían subirse al autocar se encontraban con que estaba copado de turistas. No importaba que el Ayuntamiento reforzase las frecuencias o pusiese más buses en circulación, encontrar una plaza libre a bordo suponía a menudo una misión imposible.

Hasta ahora. Tras probar diferentes soluciones, el Consistorio catalán al fin parece haber dado con la forma de resolverlo: borrar el bus del mapa… O lo que es lo mismo, de Google Maps. «Nos reímos, pero es efectivo», admiten los vecinos.

Un bus saturado. El del bus 116 es un itinerario complejo. A lo largo de su recorrido el autocar transcurre por una zona con pendientes y calles estrechas, lo que impide a su vez utilizar vehículos de gran capacidad. Por si ese cóctel no fuese lo suficientemente complicado de por sí, se le añade otra dificultad: a lo largo de su recorrido el 116 pasa cerca del Park Güell, uno de los iconos de Barcelona y parada obligada cada año para cientos de miles de turistas. Solo en 2022 el recinto recibió unos 4,2 millones, una avalancha de visitantes llegados de todo el mundo que se queda lejos en cualquier caso de los nueve millones de antes de la pandemia.

La proximidad de la ruta 116 hacía que muchos visitantes se subiesen a sus autobuses para acudir al Park Güell. Lo tenían fácil. Les llegaba con buscar en Google para descubrir la línea. El problema es que el bus en cuestión no se creó como un servicio turístico, sino como un autocar para cubrir las necesidades de los residentes. ¿El resultado? Buses saturados y colas en las que se mezclaban los turistas que acudían al parque con vecinos que salían a comprar el pan.

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Quejas de los vecinos. Esa saturación de turistas hizo que los vecinos de los alrededores, los que emplean el bus de barrio para moverse por Barcelona, ir al trabajo o la escuela, no tardasen en quejarse. Como explica la asociación vecinal a elDiario.es, que es el que ha revelado el caso, el colapso del bus era frecuente y se repetía durante todo el año. Sobre todo los fines de semana, cuando se ajustaban las frecuencias. «Era más normal que te quedaras fuera que entrar», aclara Cesca Sánchez, de la Asociación de Vecinos Park Güell, La Salut y Sanllehy.

A la caza de soluciones. El Ayuntamiento de Barcelona recogió el guante y buscó formas de solucionar el colapso del bus. Sus técnicos optaron por la salida más obvia, que consistía en incrementar las frecuencias del servicio y reforzar el número de vehículos que cubrían el itinerario; pero de poco sirvió.

El autobús seguía llenándose por la enorme afluencia de turistas y los vecinos de los alrededores continuaban encontrándose con problemas cuando querían usarlo. Al fin y al cabo estaba pensado para prestar servicio al barrio y sus características estaban condicionadas por la ruta, por lo que apenas podía cargar 20 personas.

De la calle, al despacho. Tan grave era el problema, que el colapso del bus 116 acabó llegando a los despachos del Consistorio, donde asumieron que el servicio debía mejorarse. El propio edil de Seguridad y Convivencia, Albert Batlle, lo reconoció abiertamente durante una comisión: «Es evidente que el 116 está saturado pese a ser el autobús de barrio con más dotación de vehículos».

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Borrar el bus del mapa. Si no servía de nada aumentar frecuencia o desplegar más buses… ¿Por qué no eliminar el servicio directamente del mapa? Una idea tal que así es la que debieron de plantearse en el Ayuntamiento, que acaba de dar un paso tan curioso como efectivo: borrar el bus 116 de los itinerarios recomendados de Google Maps, lo que en la práctica lo convierte en un servicio casi invisible para los turistas. En la página del parque tampoco se hace referencia a la ruta.

No Google Maps, no turistas. La solución no es muy ortodoxa, pero parece haber funcionado. Al menos así lo apuntan los vecinos de Park Güell que han visto cómo el servicio parecía descongestionarse de la noche a la mañana. «Al principio nos reímos, nos pareció un esperpento; pero estamos alucinando porque la medida está siendo efectiva», admite Sánchez. Y no es la única. Impresión similar traslada el conductor del bus, que ayer realizaba su recorrido con apenas una decena de pasajeros a bordo. «Fue desaparecer de Google y cambiar radicalmente».

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